Poco más de un año después de que la tierra se abriera en Cumbre Vieja, en la Isla de La Palma, y aflorara el nuevo volcán Tajogaite tras 85 días de erupción, la vida continúa abriéndose paso, en tierra firme y también bajo el agua, junto a los nuevos terrenos ganados al mar en forma de fajanas.

A escasos centímetros de la superficie la vida brota con fuerza en plena fajana. Algas colonizadoras que a más profundidad cubren las inmensas rocas expulsadas por el volcán: es el inicio de un nuevo ecosistema.

Como los corales que han conseguido fijarse al irregular fondo marino y son la base de la nueva vida. Alimento para especies también recien llegadas, descubriendo la fajana. A pleno pulmón y sin bombonas de oxígeno, para molestar lo menos posible, se ha conseguido documentar un ecosistema único. Peces que no tienen que competir por la supervivencia. Kilómetros cuadrados sin apenas depredadores y con alimento abundante. Donde se han depositado las miles de toneladas de cenizas volcánicas se produce una evolución constante.

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El fondo marino de la fajana tras la erupción del volcán de La Palma Agencia ATLAS

En el fondo, la vida se apaga y el negro del volcán aún predomina. aunque es solo cuestión de tiempo de que la vida también se abra paso a más profundidad conquistando el territorio submarino como se ha producido en el resto de las Islas Canarias