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Una medalla atada a los «recuerdos» de una vida solidaria

El Ministerio del Interior reconoce la labor desinteresada de los grupos de intervención en emergencias Anaga y Alfa Tango

Jesús Díaz (2º por la izquierda) y Chano Yanes (2º por la derecha), ayer tras recibir los premios en presencia de los Reyes. Andrés Gutiérrez

Los actos voluntarios también tienen su recompensa y Chano Yanes y Jesús Díaz, presidentes de dos asociaciones de ayuda a las emergencias en las Islas, son el ejemplo de ello. Los canarios recibieron ayer, por parte del Ministerio del Interior, la Medalla de Bronce al Mérito en la Protección Civil con distintivo blanco, que, como describen, está atada «a muchos recuerdos», a pesar de que ambos han dedicado media vida a ayudar a los demás. 

Y es que tanto Yanes como Díaz han sido una pieza clave en la asistencia a los afectados del volcán. Los canarios han dado su tiempo y esfuerzo de manera desinteresada con el único objetivo de ayudar en el desarrollo de labores de protección, acompañamiento e incluso, proporcionar cobertura directa a quienes vivieron las peores consecuencias del volcán. 

El acto de homenaje a la población de La Palma, que fue presidido por el Rey Felipe VI, sin embargo, no solo sirvió para poner en valor la labor de dos canarios, sino que permitió resaltar la labor que, a lo largo de su vida, desarrollan muchos de los efectivos integrados en grupos voluntarios al servicio del resto de la sociedad isleña.

Yanes, que preside la asociación Ayuda en Emergencias Anaga (AEA), reúne todas las condiciones y cualidades que le hacen acreedor del cariño, respeto y admiración de todos los palmeros. Toda una vida dedicada a los demás de este vecino natural del municipio de Villa de Mazo, que con 78 años es habitual en cualquier desastre natural, accidente, prueba deportiva o fiesta, lo que compagina con su labor como máximo responsable de uno de los emblemas de La Palma, el Restaurante Chipi-chipi. El volcán de Tajogaite no podía ser distinto para alguien que considera el servicio ciudadano y su labor en situaciones de emergencias como algo primordial en su vida. Este no es el primer reconocimiento que recibe, ni en lo personal ni para el colectivo que representa, pero para él si es «distinto y tendrá muchos recuerdos». 

Para Alfa Tango, los peores momentos en el proceso de recuperación de la isla están por llegar

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El mismo caso es el de Díaz, que junto a su grupo de voluntarios de Alfa Tango La Palma, continúa realizando tareas de seguridad en la zona sur de las coladas, protegiendo tanto a los vecinos que están en una situación de lejanía a los servicios básicos, así como vigilando algunas zonas sensibles del volcán e impedir accesos que propicien riesgos innecesarios.

También agradece este tipo de reconocimientos, así como que «la población los tenga en cuenta». «De vez en cuando también es bueno que las autoridades y las instituciones puedan poner su granito de arena y gratifiquen esa labor que llevamos tanto tiempo haciendo», añade. 

Sus trayectorias ya han sido premiadas en otras ocasiones. Pero esta Medalla de Bronce, que reconoce la cooperación y solidaridad de sus entidades, supone el culmen a una carrera y a la labor desarrollada en las intensas jornadas de trabajo durante la emergencia. Díaz también hace partícipe a otros colectivos que se agruparon bajo sus órdenes durante los meses de la emergencia. «Mucha gente, no solo palmeros, pasaron por La Palma», permitiéndoles contar durante todas las horas de la emergencia con cuatro vehículos y hasta doce efectivos. 

«Nosotros y AEA somos los únicos que seguimos en el volcán», realizando labores de vigilancia, control y acompañamiento, destaca. Alfa Tango también se ha volcado con labores de vigilancia con drones en el cono volcánico y en las coladas, así como en la vigilancia de las zonas de costa, «estando a disposición de las autoridades para cualquier emergencia en la que tengamos que intervenir». 

En momentos puntuales, «donde la situación era límite y había que multiplicar los esfuerzos», la asociación llegó a aportar un total de 23 vehículos de acompañamiento. En este sentido, Díaz destaca la constancia de sus efectivos, y que «ya estábamos allí cuando explotó el volcán». La asociación de Yanes no se quedó atrás. Su equipo estuvo compuesto por más de 150 efectivos en las jornadas más intensas. «Empezamos con más de 20 vehículos diarios y unas 30 personas trabajando», equipos a los que se sumaron voluntarios de todas las islas de la provincia y de otras entidades llegadas desde Lanzarote, Gran Canaria y Fuerteventura. «Tuvimos también a gente de Madrid, Barcelona y Valencia», señala.

Un enorme esfuerzo de trabajo en el que su líder, cómo no podía ser de otra manera, estuvo desde el primer día hasta el último coordinando las tareas. «Yo sólo hice 1.000 horas», confiesa, ya que estuvo allí «todos los días». Durante esas jornadas las tareas realizadas por sus equipos fueron muy diversas. Desde ayudar a la retirada de enseres, a la coordinación de vehículos en todos los accesos y el acompañamiento a las casas a los vecinos, «estando pendientes de la llegada de la lava».

De esos días quedan recuerdos que serán imborrables en el imaginario de la isla de La Palma. El propio Yanes reconoce que «le tocó» el estar viviendo como ya la lava alcanzaba una casa mientras sus habitantes todavía estaban quitando cosas de su interior «y volver al día siguiente y que ya no existiera nada». También reconoce que hubo momentos de tensión con las Fuerzas de Seguridad «porque la policía desgraciadamente no conoce a la gente de aquí». En una ocasión, por ejemplo, pudo ver como un matrimonio de más de 90 años cada uno encontraba dificultades para ir a buscar la ropa a su casa, porque desde control «nos lo dejaban entrar».

Tanto para Yanes como para Díaz lo más difícil de esta emergencia fue ver que afectaba a «gente conocida». «Estamos preparados para vivir emergencias, accidentes graves con muertos o mutilados» o para sucesos que duran «tres o cuatro días, como los incendios». Pero el volcán le llevó a un nuevo nivel, dado que se vio obligado que vivir historias de sufrimiento día tras día. «Es doloroso tener que llamar a alguien conocido para decirle que lo perdió todo», se lamenta Chano, que insiste que pese a no ser palmero, en la isla le «conoce todo el mundo». «Al principio parece que no, pero después empiezan a acumularse y te quedas un poco tocado», destaca Díaz. Aún a día de hoy, reflexiona a menudo sobre lo que ocurrió, porque «son muchas personas las que perdieron todo y están en unas situaciones límite».

Para el responsable de Alfa Tango, los peores momentos en el proceso de recuperación de la Isla y sus vecinos está aún por llegar. Díaz destaca que «el efecto de todo esto nos pasará más adelante», refiriéndose a que «ni siquiera he empezado todavía». Este voluntario considera que «no hemos llegado al período de luto», por eso indica que «estamos ahora dándonos cuenta de que va a venir ese momento». 

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