Con la erupción, La Palma perdió el doble anillado eléctrico que unía norte y sur, calculándose que la reposición del ya de por sí complejo mallado eléctrico de la Isla y la construcción de nuevas edificaciones claves en el funcionamiento energético supondrá una inversión de diez millones de euros.

La erupción arrasó a su paso 136,5 kilómetros de líneas eléctricas, 1.668 apoyos de media y baja tensión, 25 centros de distribución y un centro de reparto.

Desde Endesa, compañía generadora, destacan que a pesar del empuje de las numerosas coladas, la Isla no perdió en ningún momento el suministro eléctrico, gracias al intenso y permanente trabajo de la plantilla de Endesa que llegó a duplicarse hasta en 40 personas» y la incorporación de equipos electrógenos para suplir la potencia de las líneas perdidas.

El director general de Infraestructuras y Redes de Endesa, José Manuel Revuelta, explicó que «el suministro eléctrico en una isla como La Palma es de por sí complicado y la erupción volcánica se llevó por delante ese anillo con dos líneas que la atravesaba, dejando una sola línea en precario». Además, Revuelta se refirió a que «el volcán nos ha permitido hacer un máster en cómo actuar en una situación tan catastrófica y ahora estamos centrados en seguir garantizando el fluido eléctrico a todos los vecinos que siguen conservando sus casas en las zonas afectadas».

Por su parte, el director de Distribución de Endesa en Canarias, Carlos Lafoz, insiste en que la reconstrucción del sistema eléctrico de la Isla está muy pendiente en este momento del trazado de las nuevas carreteras. Por este motivo, los técnicos de Endesa ya han mantenido varias reuniones con las autoridades locales y autonómicas para esbozar el futuro recorrido de las redes.