Itahiza Domínguez, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN), opina que "lo ideal" sería que el cono secundario del volcán de La Palma dejara de tener actividad, dada la orientación de las coladas que ha formado, que amenazan con hacer más estragos, "pero, de momento, no hay indicios".

Domínguez explica que es habitual en los procesos eruptivos el surgimiento de conos secundarios o parasitarios en la base del principal debido a "un cambio en el campo de esfuerzo local", y de hecho en Canarias hay precedentes.

"No sabemos cuánto durará la emisión" en ese nuevo cono del volcán de La Palma, aunque a priori "parece que puede durar un tiempo".

De hecho, durante las últimas horas parecía que se había producido un traslado de actividad desde el cono principal al secundario, que durante la noche emitió lava, ceniza y piroclastos mientras el primigenio parecía parado.

Eso hasta que esta mañana ha vuelto a emitir ceniza y del punto emisor de lava que tiene próximo vuelven a salir gases y quizá lava, aunque esto último está pendiente de confirmación mediante vuelos de drones de observación.

"A ver quién gana" entre los dos conos, pues "podría pasar que uno se bloquee y deje de emitir", aunque también puede suceder que tengan actividad de forma simultánea durante más tiempo, indica el científico del IGN.

"Lo ideal", abunda Itahiza Domínguez, es que el secundario parara, aunque por el momento una bifurcación de la nueva colada va pegada a la más al norte y la otra se dirige a la zona central del campo lávico, "pero no sabemos si va a seguir así", añade.

Y es que el volcán lleva un mes funcionando "a pulsos", tanto en sismicidad como en actividad en superficie.

Ahora está en una fase de alta sismicidad, pues ayer lunes el IGN localizó 177 terremotos y desde la pasada madrugada ya van por 153, por lo que si se mantiene la proyección va camino de establecer un nuevo récord.

El vigente data del pasado día 18, cuando los temblores se fueron por encima de los 300.

Ahora como entonces la sismicidad se localiza en profundidades intermedias, lo que puede indicar una alimentación de magma a mayor profundidad o "empujones" para deshacer obstrucciones puntuales del conducto.

En aquella ocasión, aquel incremento de la sismicidad intermedia fue el preludio de un repunte de la actividad superficial, por lo que "no es de extrañar que vuelva a suceder", anota Domínguez.