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Volcán de La Palma

Las puertas del infierno del volcán de La Palma

La fotógrafa de la agencia Efe capta cómo una palmera resiste en pie a pesar de la columna

de ceniza y piroclastos que se alza sobre ella

Una palmera hace frente al volcán de Cumbre Vieja de La Palma. | | ELVIRA URQUIJO

Entre dos contenedores almacenados en la explanada de una zona industrial. En ese inhóspito enclave, la fotoperiodista de la agencia Efe Elvira Urquijo encontró el punto en el que disparar su cámara para inmortalizar la batalla entre una palmera y el volcán de La Palma. La fuerza con la que la lava sale de las entrañas no achanta al árbol que resiste en pie. «Esta foto me la encontré, no la iba buscando», reconoce. El volcán había permanecido adormilado durante unas horas e incluso había dejado de rugir, por lo que no había podido fotografiarlo durante una fase explosiva. Pero, al llegar a El Paso –en un desplazamiento entre Tazacorte y Tajuya–, lo vio. Como si se hubieran abierto las puertas del infierno. «Ya nos íbamos hacia el hotel, pero en una curva vimos la erupción en todo su esplendor», detalla.

Una palmera hace frente al volcán de la Cumbre Vieja de La Palma. | | ELVIRA URQUIJO

Dentro de lo dramática que está siendo la situación, por todo el sufrimiento que está ocasionando entre los vecinos de La Palma, «las fotos son una de las pocas cosas bonitas y positivas que podemos sacar». Las imágenes, apunta, «son hipnóticas». Por las noches, señala la fotoperiodista, se viven escenas impresionantes en las que el cielo se tiñe de rojo por la incandescencia del material volcánico que sale a la superficie. «La noche da belleza plástica a las fotos, porque de día lo que se ve es la desolación del territorio arrasado por el paso de la lava», lamenta. Cuando Urquijo se dirigió por primera vez hacia la zona de la erupción observó cómo el cielo se empezaba a iluminar de rojo y, pocas curvas, después apareció el volcán. Imponente. «Con la cámara lo vemos todo más cerca y llegamos a ver cómo la lava entra por las ventanas de las casas y engulle todo lo que encuentra a su paso. Eso te desalma», subraya.

Urquijo ha viajado en dos ocasiones a la Isla Bonita durante la erupción y admite que la experiencia de hacer la cobertura del volcán ha sido algo impresionante y único. Sin embargo, reconoce que cubrir la llegada de migrantes a las costas del Archipiélago le afecta más emocionalmente, a pesar de que lleva más de una década fotografiando el fenómeno migratorio. «Lo que ocurre en La Palma es desolador, pero son perdidas materiales. En el muelle he visto morir a personas, además de que muchas otras pierden la vida por el camino, más los que ni siquiera sabemos que han fallecido porque se pierden en el océano. Eso para mi es una realidad muy dolorosa», afirma.

Aunque fue diferente, Urquijo también fotografió el volcán Tagoro, que entró en erupción en octubre de 2011 en la isla de El Hierro. «Mi padre trabajaba para Efe cuando el Teneguía, en 1971. Así que mi familia ha inmortalizado los tres últimos volcanes activos de las Islas», recuerda.

Elvira Urquijo

Elvira Urquijo

Elvira Urquijo (Las Palmas de Gran Canaria, 1967) heredó la pasión por la fotografía de su padre, Félix Urquijo, quien se convirtió en su primer maestro. Estudió Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad del País Vasco y, en 1985, comenzó a trabajar como estudiante en prácticas en la agencia Efe, donde después realizó labores de redactora durante varios años. En el 93 pasó al departamento de fotografía de la agencia, en la actualmente sigue desarrollándose como profesional. Así se convirtió en la primera mujer fotógrafa de Efe y en una de las primeras de Canarias. En 2016 cubrió los Juegos Olímpicos de Río y en 2015 los Juegos Panamericanos, en Toronto.

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