eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ERUPCIÓN EN LA PALMA

Un rincón para recordar a los muertos cercados por la lava del volcán de La Palma

La plaza de España de Los Llanos de Aridane se convierte en altar para honrar a quienes ya no están por el cierre del cementerio

Una mujer enciende una vela, ayer, en la plaza de España de Los Llanos de Aridane. ARTURO RODRÍGUEZ

El Día de Todos los Santos en Los Llanos se vivió de una manera muy especial. Con el volcán rugiendo de fondo y la imposibilidad de acudir al cementerio, familiares y allegados de los difuntos acudieron al Rincón de la Memoria a recordarlos con flores y velas que aparcaron el drama por unas horas.

Con un centro de flores de diversos colores y una vela en las manos, Carmen -nombre ficticio porque no quiso dar el real- se acercó ayer al denominado Rincón de la Memoria en la plaza de España de Los Llanos de Aridane para honrar a aquellas personas de su vida que ya no están en ella. Mientras sonaban acordes de piano y violín de fondo, la mujer avanzaba entre la mucha gente que se pasó por este lugar de encuentro con los difuntos al tiempo que miraba a las placas que instaló el Ayuntamiento con los nombres de quienes se encuentran enterrados en el cementerio de Los Ángeles, ahora cerrado por el capricho del volcán de Cumbre Vieja. Al encontrarlo, apareció en su cara una de esas sonrisas amargas de quien se alegra sin alegrarse realmente, de quien se siente aliviado sin estarlo, de quien encuentra a los suyos pese a que están ya muy lejos, y susurró: «Ya te encontré, papá». Un beso volado, una mirada al cielo y una pequeña oración le basta para recordarle en este día tan especial. Al terminar, el rugido del gigante le devolvió a la realidad y, ante el incremento de la ceniza que caía desde el cielo, abrió su paraguas y se fue ascendiendo la calle Real.

Como Carmen, muchas otras personas se han acercado en este Día de Todos los Santos al Rincón de la Memoria en Los Llanos de Aridane para tener un momento íntimo con quienes ya no están junto a ellas. También lo han hecho otras que, quizás por curiosidad, han querido llegar hasta esta plaza para interesarse por la iniciativa puesta en marcha por el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, y que ha sido acogida con gran alegría y consuelo por familiares y allegados de quienes están enterrados en Las Manchas, que no pueden ir a las tumbas de los suyos y vieron con buenos ojos poder recordarles aunque sea de esta forma simbólica. La emoción rebosaba, como la lava los conos volcánicos unos pocos kilómetros hacia la cumbre, todo el espacio, sin contener y sin esconderse. Quien más, quien menos, miraba alrededor con los ojos vidriosos y las lágrimas escapando mejillas abajo tras las mascarillas, mientras desconocidos les consolaban en una oleada de solidaridad que sigue sorprendiendo, más de 40 días después del inicio de la erupción, a propios y extraños.

Una de esas familiares, residente en estos momentos en Tenerife pero natural de la zona afectada por las coladas de lava del volcán, aprovechó este puente para viajar a su isla a informar sobre los daños en sus propiedades y, de paso, honrar a sus difuntos padres y abuelos, todos ellos enterrados en el cementerio de Los Ángeles. «Ver aquí sus nombres, aunque no podamos ir a verles al camposanto, nos reconforta», señaló con los ojos húmedos y enrojecidos por el llanto. Tanto para ella como para su marido, la iniciativa municipal es de agradecer, «porque en detalles como estos es cuando más se da aliento a quienes están pasando por este trance». Tras buscarles uno a uno en los paneles en forma de poliedro instalados en la plaza de España, la mujer les encendió una vela y les dedicó una oración desde el más profundo respeto.

Quien ayer se pasaba por este Rincón de la Memoria, entraba en una especie de burbuja para el recuerdo y el encuentro espiritual con la gente que ha fallecido, olvidándose por un momento, aunque parezca difícil de creer, de todo lo que acontecía a su alrededor y que ha convertido a La Palma en epicentro de lo mediático en las últimas semanas. Solo algún rugido esporádico del volcán de fondo la perturbaba. «Está como recordándote: ‘Eh, aquí estoy, por mí estás hoy aquí y no en Las Manchas honrando a los tuyos’», lamentó esta oriunda llanense pero ahora adoptada por Tenerife. Aun así, esta idea le pareció «muy bonita».

Rincón de la Memoria de Los Llanos

Rincón de la Memoria de Los Llanos El Día

La misma opinión tenía otra vecina de Los Llanos que acudió a primera hora de la tarde a la céntrica plaza de su municipio. En Las Manchas tiene enterrados a su padre, a su marido y a su suegro, pero como no pudo ir a sus tumbas porque el volcán ha obligado a cerrar el camposanto y lo ha llenado de dunas de cenizas. «Esto que nos está pasando es una cruz», afirmó, entre triste y resignada, para luego añadir que, pese a todo, «es hermoso lo que han hecho, reencontrarnos de esta manera con los nuestros desde el más allá en un año en el que parecía que no íbamos a poder hacerlo». Tras encontrar los nombres que buscaba entre los cientos que pueblan el Rincón de la Memoria y sacarles la foto para pasársela al resto de sus familiares, la mujer depositó un hermoso centro de flores con anturios y claveles y se marchó.

Poco antes, tras una de las tres eucaristías que se oficiaron bajo una carpa en la plaza Juan Pablo II ayer, los fieles, acompañados por el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, y el párroco de Los Llanos, se acercaron a este lugar para honrar a los suyos y dedicarles una oración liderada por el propio monseñor Álvarez.

Una de ellas fue Marta, que también celebró la iniciativa, sobre todo por las circunstancias que les están tocando vivir desde el pasado 19 de septiembre, cuando la tierra se abrió en la zona de Cumbre Vieja y empezó a manar lava de las entrañas del planeta a la superficie palmera. «Estamos sufriendo todos, yo misma no paro de llorar de impotencia, y ahora mismo, en la eucaristía, se me escaparon las lágrimas», relató después de encender una vela en memoria de sus allegados y por todos los que no están. En su opinión, «ver la plaza de esta forma» es algo único y bonito de presenciar, pero no deja de estar fuera de la cotidianidad de un pueblo que ha sufrido mucho en los últimos meses, primero con la pandemia, luego con el incendio de finales de verano, y ahora con esta erupción volcánica. «Estamos con ganas de que se acabe todo esto de una vez y podamos recuperar la normalidad», concluyó la mujer.

Este 1 de noviembre, marcado por los rugidos del volcán de fondo, Los Llanos vivió la festividad de Todos los Santos de una manera diferente, pero que tuvo el mismo sentimiento de siempre: recordar a los amores que guardamos en el alma, en la memoria y en el corazón, y a aquellos nombres que leemos y sentimos.

Compartir el artículo

stats