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Volcán de La Palma

La inocencia retrata la furia del volcán de La Palma

Ocho niños palmeros explican a través de sus dibujos cómo están viviendo la erupción del Tajogaite | El deseo de todos es que termine ya, que «el fuego no se siga comiendo las casas»

La mirada de Nieves sobre el volcán de La Palma.

Los niños siempre dicen la verdad. Cuentan sus cosas con una sinceridad abrumadora que con el paso de los años empieza a acumular algunas impurezas propias de la condición humana. Si no les gusta el ruido que hace el volcán de Tajogaite lo dicen, si están tristes por las caras de preocupación que ven en casa no se callan, si tienen dudas sobre los itinerarios reales de sus majestades de Oriente se agitan... Ese es el caso de Alan Acosta Negrín (7 años, Santa Cruz de La Palma). Desde hace unos días guarda una pregunta en su garganta. «¿Cómo van a encontrar los Reyes Magos las casas de los niños que se han quedado debajo de la lava?». Alan, esa interrogante tiene una fácil respuesta: Melchor, Gaspar y Baltasar son mágicos.

Alan está preocupado por un asunto de capital importancia: «¿Cómo van a encontrar los Reyes Magos las casas que están debajo de la lava?»

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Alan, de siete años y de Santa Cruz de La Palma, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Alan, de siete años y de Santa Cruz de La Palma, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Alan, 7 años, Santa Cruz de La Palma

No pone barreras a sus deseos cuando revela que sueña con ser astronauta, que le llaman la atención las estrellas como las que se ven desde las cumbres palmeras. «El otro día fui por la noche a ver el volcán y estaba amarillo». Escolarizado en 2º de Primaria del CEIP José Pérez Vidal, disfruta resolviendo sumas y también espera que «esto acabe pronto».

El correo real viene cargado de buenas peticiones para la Isla Bonita. Todos piden lo mismo: «Que esto se pare ya, que las coladas no sigan escachando casas, que papá y mamá vuelvan a sonreír...». Esos son los encargos de ocho niños de Santa Cruz de La Palma, Puntallana, El Paso y Los Llanos de Aridane. Alan, Almudena, Cayetana, Fabián, Fabio, Juan, Nieves y Nuria. Ellos, y sus compañeros de generación, son los cimientos de la reconstrucción de La Palma. A sus padres les tocó esa misión, aunque algunos no fueran testigos directos, después de la erupción del Teneguía (1971) y años antes a sus abuelos con la explosión del volcán de San Juan (1949). Ellos son los que dentro de muchas décadas contarán a sus hijos y nietos cómo vivieron aquellos días en los que se abrió la tierra en Montaña Rajada (El Paso). ¡El futuro es de ellos!

Nieves, de 9 años y de Santa Cruz de La Palma, sostiene su mirada sobre el volcán.

Nieves, 9 años, Santa Cruz de La Palma

Le gustaría ser maestra de Infantil, pero de las que solo trabajan hasta las dos, veterinaria o psicóloga. Eso sí, antes espera que todas las personas que han perdido sus casas y están tristes, como su profesora de gimnasia, vuelvan a sonreír. Cursa 5º de Primaria en el CEIP José Pérez Vidal y está segura de que «pronto volveremos a ser felices».

Sus voces saltarinas se encienden en cuanto se sienten seguros. Y algunos, incluso, se atreven a hacer preguntas. «¿Esto va a salir en la radio?» o «¿Qué hay que hacer para ser periodista?». Inocencia y agradecimiento se anudan en cada «vale», cuando dan las «gracias» por enésima vez, en el instante en el que confiesan («pero no se lo diga a mi profe») que el momento más feliz del cole llega con el recreo o al acabar una conversación de teléfono con la satisfacción del deber cumplido, con el pecho inflado del orgullo más inocente que existe. «Mi madre me dijo que me iba a llamar».

Almudena, aspirante a diseñadora, masajista, niñera o peluquera, cree «La Palma en estos momentos se encuentra en el centro del mundo»

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Almudena, de 12 años y de Puntallana, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Almudena, de 12 años y de Puntallana, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Almudena, 12 años, Puntallana

Estudia 2º de ESO en el IES Alonso Pérez Díaz de Puntallana y, aunque reside en un lugar alejado de la erupción, percibe la tristeza en el rostro de las personas con las que trata a diario. Le encantan las Matemáticas, la Geografía y la Plástica y acude a clases de teatro. «Lo que más deseo es que todo esto acabe ya».

Sin miedo

Sin miedo no solo es una canción de Rosana. Sin miedo a lo que pase mañana son las sensaciones que te transmiten unos menudos cuando confiesan que aspiran a ser el primer astronauta canario (Alan), cazador y granjero (Fabián) o profesora (Nieves). Eso sí, una maestra con plaza fija, «de las que tienen las tardes libres», remarca Nieves por si las dudas. Almudena Hernández Cabrera (12 años, Puntallana) sabe que son días difíciles, pero lo tiene claro. La Isla Bonita está en el centro del mundo, envuelta en un mensaje que aparece inundado de gratitud y esperanza: «Todo el mundo está contigo pequeña». Su volcán es el menos ostentoso de los ocho. Quizás, sea porque en su cabeza deambulan las primeras pistas de una recuperación que está en camino. «Que se pare, que pare ya», repite.

Fabián, de 7 años y de El Paso, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Fabián, de 7 años y de El Paso, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Fabián, 7 años, El Paso

Es rotundo cuando confiesa que «no» tiene ganas de volver a clase, pero también lo es en el momento en el que asegura que «el volcán es un desastre». Vecino de Tenarra y, a la espera de que sus planes de futuro puedan cambiar en algún momento, su deseo es ser cazador o granjero. «El volcán está lejos, pero está todo el día haciendo ruido».

En el caso de Nieves Castro Rodríguez (9 años, Santa Cruz de La Palma) sus temores están asociados a las personas que han tenido que abandonar sus viviendas a toda velocidad –la mayor crisis eruptiva que ha sufrido España en las últimas cinco décadas han provocado el desalojo de unas siete mil vecinos– tras quedar expuestas a los ríos de lava. «¿Usted sabe si las casas las van a hacer en el mismo sitio?». Esa cuestión tiene hoy una respuesta más complicada que el viejo acertijo de ¿qué fue primero, el huevo o la gallina? Al margen de saber cómo van a resolver un problema de arraigo de unas proporciones gigantescas, Nieves simplifica su petición y va directa al grano. «Lo importante es que la gente vuelva a tener su casita y los niños jueguen en la calle sin peligro».

Cayetana, de 8 años y de Los Llanos de Aridane, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Cayetana, de 8 años y de Los Llanos de Aridane, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Cayetana, 8 años, Los Llanos de Aridane

«Que la gente no pierda sus casas». Así de directa y sencilla es la petición que realiza la alumna de 3º de Primaria del CEIP Mayantigo de Los Llanos de Aridane. Las matemáticas no se le dan mal, pero uno de sus entretenimientos favoritos es pintar. Sobre todo, cuando tiene entre sus manos un creyón de color turquesa.

Ese mismo pensamiento tiene Fabio Camacho Díaz (6 años, El Paso), el hombre que contesta con un lacónico bien a una batería de preguntas construidas para romper el hielo. «¿Cómo estás?, ¿cómo están las cosas por El Paso? o ¿cómo van las cosas en el colegio? Un sol. En una pequeña «trampa» para tirarle de la lengua le decimos que si tiene ganas de volver al cole de Los Llanos. «No, el mío está en El Paso», corrige al instante con un tono autoritario que destila cierto enfado. «Yo estoy en el Adamancasis». A Fabio, al igual que Nieves, no le dejan jugar en la calle por la lluvia de cenizas y sabe que mañana van a venir alumnos nuevos de otros colegios que han tenido problemas con las coladas –la escuela de Los Campitos (23 alumnos) fue sepultada y tampoco existe la de Todoque (25). Además, siguen incomunicadas por carretera la unitaria de Jedey (9), la de Las Manchas de Abajo (11) y el Colegio María Milagros Acosta de Puerto Naos (64 alumnos)–, «pero en mi cole hay sitio», revela con la certeza del que lo tiene todo bajo control. «Buenas noches, me voy a dormir».

Fabio, al igual que sus compañeros, solo pide que se «apague ya» y que no sea tan pesado, «aunque ahora me dejar dormir más que al principio»

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Fabio, de seis años y de El Paso, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Fabio, de seis años y de El Paso, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Fabio, 6 años, El Paso

«No tengo hermanos, pero sí primos hermanos». Matriculado en 2º de Primaria del CEIP Adamancasis de El Paso, le apasiona el recreo y la Educación Física. Juega de delantero en el Atlético Paso y este año solo ha marcado dos goles. «¿Sabes una cosa?», pregunta cuando coge confianza. «A mi cole van a venir unos niños nuevos».

A Fabián (7 años, El Paso) lo tienen que engatusar con la idea de que lo están llamando de la radio. «¿Quién es?», pregunta a grito pelado, pero el contraataque lo deja en fuera de juego. ¿Quién eres tú?, le devolvemos. «Yo soy Fabián...». Lo cierto es que no está por la labor de regresar mañana a las aulas, pero una vez allí las cosas cambiarán. «Prefiero quedarme en casa, aunque allí están mis amigos», dice en una gesto cristalino de querer voltear una situación que parece irremediable. «En el recreo juego al escondite y, a veces, en las últimas horas voy a la clase de los ordenadores». En su dibujo hay un par de casas a punto de ser arrasadas por el fuego, pero también está reflejado el sentimiento de que, tarde o temprano, esta tragedia será superada con la solidaridad de todos. «Saldremos adelante mi Isla Bonita».

Nuria, de ocho años y de Los Llanos de Aridane, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Nuria, de ocho años y de Los Llanos de Aridane, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Nuria, 8 años, Los Llanos de Aridane

Está deseando volver a encontrarse con sus compañeros de 3º de Primaria del CEIP Mayantigo de Los Llanos de Aridane. «Algunos van a estar triste porque el volcán les ha quitado sus casas, pero estamos juntos otra vez». Sus planes de futuro aún son un misterio y su color preferido es el morado. «Podemos con esto # fuerza», escribe junto a su dibujo.

Nuria Simón García (8 años, Los Llanos de Aridane) no se sale de la línea optimista por la que transitan sus «aliados» y escribe: Podemos con esto esto # Fuerza. Su volcán es el más estilizado, pero el daño es una calco de lo reflejado en otras láminas. «No me gusta ver sufrir a la gente», describe con un tono de angustia y pena. La misma que tienen los hermanos Juan (11 años) y Cayetana (8) cuando anuncian un deseo a corto plazo: «Que la gente no siga perdiendo sus casas y recuerdos, que volvamos a reír pronto, que el volcán deje soltar fuego», enumeran.

Cayetana y Juan han pintado el sol y la luna con «cara de penita», pero están convencidos de que vendrán mejores tiempos: «Saldremos adelante»

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Juan, de 11 años y de Los Llanos de Aridane, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Juan, de 11 años y de Los Llanos de Aridane, sostiene su mirada sobre el volcán de La Palma.

Juan, 11 años, Los Llanos de Aridane

Dos viviendas de su familia fueron sepultadas por las coladas y, al igual que el resto de sus compañeros, aguarda días mejores «cuando deje de caer ceniza y podamos regresar a las calle». Alumno de 6º de Primaria del CEIP Mayantigo de Los Llanos de Aridane, avanza que «hay que ser fuertes para superar lo que está ocurriendo».

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