Los vecinos de La Palma se llevaron ayer un nuevo susto. Prácticamente en todos los municipios de la isla se pudo percibir un terremoto de magnitud 4,3 a las 12.17 horas de la mañana, con epicentro en la Villa de Mazo y a unos 35 kilómetros de profundidad. Ante el incremento de la sismicidad y la intensidad de las sacudidas, representantes del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) mantendrán hoy una reunión con los habitantes de Fuencaliente y Villa de Mazo, para explicarles como actuar ante una posible evacuación pero, sobre todo, para transmitirles un mensaje de tranquilidad.

La mayoría de los temblores constatados en La Palma durante las últimas jornadas se mantienen a una profundidad que oscila entre los 10 y los 15 kilómetros. A esto se suma que no se han localizado deformaciones significativas en el terreno y que los niveles de la presión de los gases se mantienen estables. Por esto, el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, aseguró que ninguno de los parámetros analizados hace pensar que vaya a surgir un nuevo centro emisor en una zona alejada del cono volcánico activo. La posibilidad de que se presente este escenario, subrayó Morcuende, es «muy escasa» y «nada probable».

Esta actividad sísmica, aclaró la portavoz del Comité Científico del Pevolca, María José Blanco, se debe a que existe un mecanismo de «realimentación y reajuste» del sistema volcánico e insistió en que actualmente «no hay ningún dato que haga entrever que se pueda abrir una nueva boca».

Desde que se produjo el parón de las emisiones el 27 de septiembre, día en el que el volcán dejó de rugir, el enjambre sísmico que anunció la erupción entre los días 11 y 12 de septiembre volvió a sus orígenes, en el sur de la isla. Los especialistas explican que este escenario puede deberse a que el volcán está realimentándose de reservorios magmáticos que se encuentra en capas más profundas de la Tierra. No obstante, las sacudidas también pueden deberse a que el sistema volcánico se esté reajustando o modificando en su interior. El magma, en su camino hacia la superficie, se desplaza por conductos en los que encuentra obstáculos y avanza rompiendo la roca. Estas fracturas generan ondas que se perciben en la superficie gracias a los sismómetros y, en algunas ocasiones, pueden percibirse por la población como terremotos o temblores.

Blanco recordó que la erupción del volcán Tagoro, en El Hierro, mostró una actividad sísmica similar a la que se está viviendo ahora en La Palma, ya que el tipo de erupción típica de Canarias, la estromboliana, nunca es uniforme. Durante la crisis volcánica herreña, de la que este domingo se cumple una década, también se registró actividad sísmica previa y posterior a la erupción volcánica. En El Hierro, tras varios años de enjambres con periodicidad aleatoria en la zona, la actividad cesó después de varios terremotos de magnitud superior a 3 grados, entre los meses de noviembre y diciembre de 2013. A partir de entonces, el volcán se durmió y la actividad sísmica de la Isla del Meridiano se redujo a unos pocos terremotos de baja magnitud cada año.

Así está el volcán de La Palma tras 19 días de erupción

Así está el volcán de La Palma tras 19 días de erupción E. D.

De 10 a 15 kilómetros

Ayer se registraron en La Palma decenas de sacudidas. La de menor magnitud alcanzó los 2,3 grados y su epicentro se localizó en Fuencaliente. En este municipio también se registró un temblor a ocho kilómetros de profundidad, lo que lo convirtió en el temblor más cercano a la superficie y los sismógrafos registraron una magnitud de 2,4 grados.

La población sintió, al menos, una decena de terremotos a lo largo de la jornada. La mayoría de ellos con intensidad II-III, en una escala máxima de XII. A las 15.26 horas se detectó un temblor de magnitud, 3,8 al suroeste de la Villa de Mazo, a 37 kilómetros de profundidad. A este terremoto, le siguieron otros tres de magnitud 3,6, 3,4 y 3,5 localizados en Fuencaliente y Mazo y a una profundidad que osciló entre 10 y 14 kilómetros. En la última semana, según datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) se han registrado 322 temblores en La Palma.

Desde el Pevolca explican que en los últimos días no se han producido deformaciones significativas en el terreno de La Palma, aunque sí se ha detectado una deflación –menor deformación del terreno–, lo que indica una disminución de la presión en el sistema magmático de Cumbre Vieja. Algo que para Morcuende, es una señal «muy positiva». No obstante, el alto nivel de sismicidad, así como el volumen de gases que expulsa el volcán de la Cumbre Vieja Palmera no apuntan a que la erupción pueda estar rozando su final.