El Pevolca ha levantado el confinamiento decretado este viernes en los núcleos de población de Tazacorte, El Paso y Los Llanos de Aridane como medida de prevención por la presencia de gases emitidos por el volcán de La Palma.

Debido a la mejoría en las mediciones de calidad del aire en la zona, el Pevolca ha decidido levantar el confinamiento de los núcleos de población de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa, así como la zona comprendida entre el cruce de Camino Cruz Chica con la carretera LP-2 siguiendo al oeste hasta el cruce con Nicolás Brito Pais, continuando este camino hasta la circunvalación y por ésta hasta la rotonda de Hoyas Hondas. A partir de este punto se incluye toda la zona afectada por el incendio del mes de agosto hasta campo de fútbol de El Paso, incluyendo la zona comprendida el oeste de la LP-3 hasta la rotonda del Sombrero.

Una vecina se muestra aliviada por la tregua en este "sinvivir"

Lorena Martín, vecina del barrio de San Borondón, respira aliviada por el desconfinamiento de éste y otros núcleos del suroeste de La Palma decretado por el comité de crisis volcánica en la isla; una tregua, no sabe si momentánea, en medio de un "sinvivir".

La dirección del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico en Canarias, Pevolca, ha procedido al levantamiento de las zonas confinadas desde la noche de este viernes en La Palma ante la mejora en las mediciones del aire. Se trata de núcleos de población de los municipios de El Paso y Los Llanos de Aridane.

En declaraciones a Efe, Lorena Martín explica mientras barre una terraza de su casa que se ha hecho "muy pesado" volver a estar confinados después de estar encerrados meses por culpa de la pandemia de covid-19.

"Estar dentro de casa sin poder abrir puertas ni ventanas, encerrados con el calor que hace", ha destacado Martín, quien con todo se siente que ella y sus vecinos en San Borondón, un barrio rodeado de planateras, son "unos privilegiados" en comparación con "esos pobres que se han quedado sin casa y sin medio de vida".

"Esto es un sinvivir, esperando todos los días a ver qué pasa. Y el problema es que parece que va para largo. No se sabe cuánto puede durar la erupción", apunta.

El día a día está marcado para Lorena y en general para toda la población de La Palma por la incertidumbre.

"No sabemos lo que puede pasar de un día para otro. Estamos muy nerviosos, todo el tiempo pendientes de la tele. Yo paso las noches prácticamente sin dormir", se sincera. | Efe