El martes 28 de septiembre a las 23.00 horas en Canarias, tras días de un avance inexorable hacia el océano, la lava del volcán de La Palma llegó al mar. Como se esperaba, fue un momento especialmente delicado. En todas las erupciones volcánicas es un episodio complejo puesto que entraña un importante peligro para la salud de todos los que pueden verse afectados por los efectos de la nube tóxica de vapor de agua que se genera en el “impacto” del material magmático incandescente con el mar a 20 grados.

El contacto entre el fuego y el mar es un momento crucial y peligroso porque el agua salada está compuesta de sodio, cloruro, magnesio, azufre, calcio, potasio, bicarbonato, bromo, estroncio, boro y flúor, elementos que hacen que el vapor de agua que se genera al contacto con la lava, a más de mil grados, no sea inofensivo, sino tóxico y corrosivo para las personas.

Si a esto se suman los vientos, que arrastran esas nubes tóxicas desde el mar hacia tierra adentro, salta a la vista que hay que tomar precauciones, como el confinamiento de poblaciones costeras que ha seguido el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias, Pevolca, en Tazacorte. Además de las recomendaciones a los vecinos de ponerse las mascarillas bien ajustadas y quedarse en casa con las puertas y ventanas cerradas.

Asomarse a ver el fenómeno puede ser incluso letal. De hecho, en la última erupción terrestre de La Palma, hace 50 años, murió una persona por inhalar gases a pocos kilómetros de donde se habían juntado la lava y el mar.

La dirección del viento es fundamental

Los peligros que pueden existir una vez que hemos llegado a este momento son abundantes.

Y muchos de ellos dependen de la dirección en la que sople el viento y de su fuerza.

Las predicciones para estos días pronostican que la velocidad del viento no supere los 11 kilómetros por hora. Y es previsible, por las fechas en las que estamos, que como es época de alisios el viento se mantenga soplando hacia el mar en la zona del «impacto».

Este dato ayuda a pensar que la nube tóxica pueda alejarse de la tierra, con lo que se minimizarían las consecuencias de los gases.

Pero en cualquier caso, las autoridades delimitaron una zona de exclusión de 2 millas náuticas.

¿Qué gases tóxicos se desencadenan?

Ya sabemos que la temperatura es uno de los mayores peligros a los que nos enfrentamos cuando hay una erupción. También hay una serie de gases invisibles, e incluso inoloros, que ponen en riesgo la salud de las personas.

Cada volcán es único. Y según el tipo de erupción, los gases que emite también cambian. Pero por la propia composición del agua del mar la emisión de gases se agrava cuando la lava alcanza la costa.

En el instante en que la lava cayó por el acantilado de La Palma, al entrar en contacto con el agua se produjo un choque de temperaturas enorme que creó gigantes columnas de vapor. Una niebla intensa cuyo gas principal es el vapor de agua, ya que en el mar se evapora muy rápidamente.

En esa columna de niebla había gases tóxicos que se liberaron en grandes cantidades. Con todo, el peligro mayor es que las condiciones meteorológicas favorezcan el transporte de esa nube a muchos kilómetros de distancia. Tantos que está previsto que llegue a la península.

Ácido clorhídrico, que puede ser mortal

El ácido clorhídrico es uno de los gases más peligrosos que aparecen en el momento del impacto. Un ácido que en España es comúnmente conocido con el nombre de salfumán. Tiene un olor muy molesto e irritante y es particularmente nocivo para la salud.

Se trata de un gas que es tóxico para todos los tejidos.

Los síntomas iniciales con concentraciones bajas son irritación de ojos y garganta. Pero si las concentraciones son altas y hay personas cerca, el ácido clorhídrico provoca dificultad respiratoria, acumulación de líquido en los pulmones y, de no remediarse, puede conducir hasta la muerte.

Ácido fluorhídrico

Es otro gas importante que habrá que tener en cuenta a partir de anoche. Porque se trata de una molécula que tiene una gran capacidad de penetración en los tejidos y es muy corrosiva.

Además hay que tener un especial cuidado, porque si bien el olor del ácido fluorhídrico es habitualmente fuerte, puede alcanzar concentraciones tóxicas en los pulmones sin que lleguemos a darnos cuenta.

Además, es probable que no sintamos irritación en el momento, porque en ocasiones este ácido reacciona con el sistema nervioso provocando que el dolor no aparezca hasta horas después.

En concentraciones bajas y durante poco tiempo, los mayores efectos sobre la salud al respirar ácido fluorhídrico son la irritación de garganta, bronquios y pulmones.

Pero si estamos más tiempo o lo que respiramos tiene una concentración mayor, se obstruyen las vías respiratorias, aparece la dificultad para respirar y, en casos graves, llena de líquido los pulmones. En casos más graves puede llegar a provocar la muerte.

Cristales minúsculos que se pueden clavar en los pulmones

Existe otro peligro en la nube que se produce cuando la lava y el mar entran en contacto. En ese momento la lava se cristaliza a gran velocidad y aparece la amenaza de que pueda crear cristales minúsculos que flotan en el aire.

Si eso se produce, las personas que se encuentren cerca podrían acabar respirando estos cristales, llegando hasta los pulmones y pudiendo causar lesiones de diferente gravedad.

Los peligros del derrumbe del «delta»

Otro de los grandes peligros que puede aparecer en las próximas jornadas es el derrumbe del «delta».

El delta es la tierra «nueva» que se va creando conforme la lava entra en el mar.

Pero este flujo de lava puede no crear unos cimientos adecuados, y aparece el peligro de que pueda colapsar. Y si eso ocurre, provocará que en un instante enormes volúmenes de lava entren en contacto con el agua. Lo que ocasionaría la creación de una gran nube ácida muy rápido, pudiendo provocar también explosiones.

El desplome de un «delta» también puede provocar grandes olas a temperaturas muy altas. La lava impacta directamente y mueve gran cantidad de agua, a la par que la calienta, con los destrozos que tanto la ola como su temperatura podrían provocar.