El queso palmero se sigue consolidándose como uno de los productos gastronómicos de la Isla más reconocible y reconocido fuera de este ámbito e, incluso, fuera de Canarias. De este modo, este alimento vuelve a ser protagonista de una nueva publicación de la edición internacional de la revista National Geographic.

Si con anterioridad el medio de comunicación dedicó un artículo a la explotación ganadera que dirige la joven Brenda Rodríguez en el municipio palmero de Barlovento en el que el texto se centró en su trabajo y su relación con las cabras, ahora han abordado el producto final, con especial mención a su elaboración y sabor. Así, el artículo realizado por Rafa Pérez pone de relieve los ingredientes y el proceso de maduración en un recorrido en el que el lector puede ahora visitar diferentes granjas conociendo sus herramientas y secretos, que tienen como resultado un producto reconocible y apreciado por todos los paladares.

Este texto tampoco se olvida de los profesionales que en la Isla tienen la oportunidad de «producir uno de los mejores quesos del mundo», destaca, con gran dedicación y cuidado de una tradición centenaria. Bajo el título de Queso palmero: el sabor más auténtico de La Palma. Un viaje a los orígenes de la isla canaria a través de la elaboración de su lácteo más preciado, en el texto también cobra especial protagonismo el paisaje.

El artículo vuelve a contar en esta ocasión con la participación de Brenda Rodríguez y su granja Los Tumbitos, de quien alaba que sus largas jornadas de trabajo comienzan antes del amanecer, dándole tiempo para también cuidar a dos niñas pequeñas, continuando con Elena Arbelo y su quesería Luna de Awara en Garafía, de quien explica que llegó a este sector sin experiencia previa.

Para la granja La Candilera y su propietario Moisés Carmona dedica el apartado de la herencia y la tradición, siendo este uno de los grandes defensores de que el paisaje también sea una parte importante del producto final.

Por último, el artículo hace también una defensa del particular cuidado de las cabras para obtener este producto, indicando que incluso la altura a la que pastan influye en el sabor, así como el pasto y el forraje que ingieren, apostando cada vez más las granas porque sea alimento autóctono.