El retablo mayor de la iglesia de San Francisco de Asís, en Santa Cruz, ha recuperado todo su esplendor una vez concluidos los trabajos de restauración y conservación.

Esta obra no fue concebida inicialmente para esta iglesia, sino para la ermita de San José en el primer cuarto del siglo XVIII y ha sufrido, a lo largo de su historia, cambios en su composición y estructura.

Los trabajos de restauración fueron presentados a través de una conferencia titulada ‘La vida que esconde una obra’. Y es que, desde la creación del retablo, en 1717, ha sufrido varias modificaciones y traslados, que le ha llevado a sufrir daños de conservación.