La sequía que en los últimos dos años afecta a La Palma no sólo inquieta al campo palmero, también está dejando sus efectos en uno de los emblemas paisajísticos de la Isla, provocando que casi 800 pinos adultos del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente se hayan secado completamente.

El pino canario es una especie capaz de resistir los incendios y las altas temperaturas, pero incapaz de sobrevivir a la falta de recursos hídricos que le garanticen su supervivencia.

Las condiciones meteorológicas con escasas precipitaciones han provocado que los censos realizados por agentes del Parque revelen esta sorprendente cantidad de ejemplares que a lo largo del año 2020 y lo que va del 2021 perdieron toda su capacidad de recuperación.

Las estadísticas del Parque Nacional revelan que desde el año 2010 las lluvias recogidas en el pluviómetro de las casas de Taburiente son inferiores a la media de unos 800 litros por metro cuadrado al año habitual en la zona, siendo dramáticamente secos los años 2015 con 247,8 litros, 2019 con 114,4 litros y el 2020 con 392 litros.

Así, desde el 2012 el Parque ha ido informando de la muerte paulatina de algunas especies en puntos de humedad edáfica como fuentes y arroyos secundarios, tanto de vivaces como de árboles, pero esa situación se ha incrementado desde comienzo de 2020, cuando se observó que se empezaban que morir pinos canarios de tamaño adulto por las zonas más bajas, entre los 200 y 500 metros de altitud.

Al principio se trató de arboles aislados, de todos los tamaños, incluido ejemplares de más de 30 metros de altura. Posteriormente, los agentes de Medio Ambiente han observado la muerte por bosquetes en lugares soleados y gran pendiente, y apareciendo pinos muertos aislados hasta por encima de los 1.000 metros.

Desde el aire, con la utilización de drones, se han realizado rastreos que permiten actualmente geolocalizar los ejemplares afectados y detectar la magnitud de la mortandad del pino canario, rastreando todo el Parque Nacional, además del barranco de Las Angustias desde la pista de Brecitos hacia arriba y las cercanías del GR -131. Como resultado de este esfuerzo se han contabilizado 772 pinos muertos, la mayor parte en la vertiente del barranco de Las Angustias.

Desde el Parque Nacional advierten que las lluvias y nevadas registradas en los últimos meses aún no han conseguido parar la incidencia negativa por la falta de agua, llegando a seguir apareciendo nuevos pinos afectados y que se secan paulatinamente hasta su muerte.