El Consejo Insular de Aguas continúa realizando los análisis de manera ordinaria con la Red de Seguimiento y Control de las Aguas Subterráneas en la demarcación Hidrográfica de La Palma, cuya conclusión destaca que se cumple con los criterios de calidad del agua para consumo humano a pesar de detectar presencia de contaminación por nitratos, principalmente en el Valle de Aridane.

La contaminación por nitratos es un problema generalizado y creciente que afecta a la calidad de las aguas subterráneas y supone un riesgo para la salud, especialmente en el caso de los niños. Está causado fundamentalmente por el uso masivo de fertilizantes nitrogenados y por explotaciones ganaderas sin una adecuada gestión de los purines.

La corrección de la situación en los acuíferos afectados es difícil y lenta, teniendo que pasar necesariamente por la reducción de los aportes y el control de las emisiones de nitratos por los focos puntuales que suponen las explotaciones ganaderas y agrícolas. A partir de esa estabilización, es relativamente sencillo mediante la adaptación de las instalaciones a la normativa sobre el almacenamiento y gestión de purines o las buenas prácticas en los riegos por parte de los agricultores.

Desde el Consejo Insular de Aguas palmero llaman la atención sobre que tienen que ser las Consejerías de Obras Públicas, Vivienda y Aguas y de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del Gobierno de Canarias quienes han de elaborar y establecer los programas de actuación con el objeto de reducir esa contaminación causada por los nitratos de origen agrario, pero insisten que “el agua subterránea de la Isla se mantiene en los estándares de calidad que marca el Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios de calidad para el consumo humano”.

El responsable insular del área, Carlos Cabrera, subraya que estas evaluaciones periódicas de control de la calidad de las aguas de la Isla permiten mantener las características y vigilar los criterios sanitarios precisos para poder darle destino al consumo humano.

Para realizar los exámenes se desarrollan tres programas de control del estado de aguas subterráneas. El primero es el estado cuantitativo, el segundo el estado químico por control de vigilancia y, el tercero, el estado químico por control operativo de red. La periodicidad ordinaria del muestreo de estos análisis es de cada tres años para la red de vigilancia, en la que se analizan las galerías, y de seis meses para la red operativa, en la que se analizan los pozos.

Las aguas subterráneas deben alcanzar o mantener un buen estado cuantitativo y químico, con un equilibrio entre su extracción, la alimentación de los acuíferos y los ecosistemas terrestres que sostiene en su descarga.

Carlos Cabrera resalta que esta evaluación no desvela ningún parámetro fuera de rango admisible para el consumo humano, estando dentro de los estándares legales, para lo que el consejero incide sobre la necesidad de un manejo responsable de todos los elementos o sustancias con posibilidad de contaminar el suelo y por ende los acuíferos.

Se realizan ejercicios de prevención del deterioro cognitivo y manualidades, unas actividades que les sirven para romper con la soledad y la monotonía que la nueva normalidad les impone.