El edificio volcánico de Cumbre Vieja, en el cono sur de la Isla, acumuló hasta 138 pequeños movimientos sísmicos en apenas 24 horas, registrados en las estaciones de vigilancia que el Instituto Volcanológico de Canarias tiene en La Palma.

Desde que se iniciara este episodio de enjambre sísmico, a las 04:11 horas del 31 de enero, hasta la mañana del lunes, la Red Sísmica Canaria registró tal cantidad de episodios, con los hipocentros bajo la vertiente oeste del volcán de Cumbre Vieja a profundidades de entre 15 y 20 kilómetros.

La magnitud máxima observada no superó los 1,8 grados en la escala Richter, dando continuidad a la sismicidad registrada en esta ubicación durante los últimos años.

Desde Involcan destacan que este nuevo enjambre sísmico no representa peligro alguno para residentes y visitantes de La Palma, dada la pequeña magnitud y profundidad de los terremotos, recordando además que el semáforo volcánico se encuentra en posición verde. Por lo tanto, invitan a la ciudadanía a que “desarrolle sus actividades normalmente, conozca su medio físico y se informe que hacer en caso de un cambio de la actividad volcánica”.

Igualmente, desde la entidad responsable de la Red Sísmica Canaria, recalcan que “a corto y medio plazo no se prevé un cambio significativo de la actividad volcánica en el edificio volcánico de Cumbre Vieja”, que está registrando el octavo enjambre de los últimos cuatro años, tras los acontecidos en 2017, 2018 y cinco durante 2020.

Justifican la previsión tomando como referencia la inexistencia de desplazamientos horizontales y verticales significativos en el terreno, recopilados por la Red GPS Canaria en La Palma, lo que además permite comprobar que no se han producido deformaciones del terreno en la zona más joven de la Isla.

Por el contrario, respecto al programa geoquímico para la monitorización de la actividad volcánica de Cumbre Vieja, desde Involcan resaltan que se observan “cambios significativos” en la emisión difusa de hidrógeno a la atmósfera, relacionados con los recientes enjambres sísmicos, “así como una tendencia ascendente del flujo difuso de dióxido de carbono en la estación geoquímica LP04 operativa desde el año 2005 para el fortalecimiento de la monitorización geoquímica para la vigilancia en la zona.