La isla de La Palma conmemora la tradicional festividad de San Martín, en la que se realiza la tradicional jura de la pipa y se prueban los vinos nuevos, con la peor cosecha y menos caldos de los últimos años.

Los escasez de caldos es una consecuencia directa de una vendimia pobre, que concluyó con cifras negativas respectos a la zafra del año anterior, perdiendo los cosecheros locales hasta un 32% de producción. Así, dejó un total de 432.009 kilos recolectados, casi 200.000 menos que los 630.000 del 2019.

San Martín trae “poco” vino

La cifra es mucho más negativa si la comparamos con la cosecha del año 2018 en la Isla Bonita, que ascendió a 1,3 millones de kilos de uva, teniendo que remontarse en el histórico al año 2007 para recordar una recogida de uva con tan baja producción en la Isla. En esa campaña se recolectaron 563.000 kilos aproximadamente.

Las pérdidas del sector vitivinícola palmero vienen provocadas por un invierno seco y cálido, seguido de una primavera muy cálida y seca, con episodios de calima y ola de calor a mitad de agosto, a lo que se unió el incendio de Garafía, que también afectó a muchas zonas de viña.

Las malas estaciones, el efecto del incendio de Garafía y la crisis sanitaria merman la recogida de uva.

Casi tres meses después de realizar la zafra llega el momento de comprobar la calidad de esos mostos y que, en el caso de una de las principales bodegas de la Isla, la SAT del Noroeste, donde se elaboran los vinos Vega Norte, deja una producción de en torno al 25% menos respecto a otros años.

Uno de sus responsables, el ingeniero de campo Vicente Molina, lamenta que esta escasa producción haya incluso dejado a bodegas artesanales y tradicionales sin cosechas y que, en el caso de su bodega, pasa de una media en los últimos 20 años de 380.000 kilos, a tan solo 80.000 en este año. A pesar de ello, Molina defiende la calidad de los vinos nuevos, ya que “la uva fue de gran calidad y no estuvo expuesta a enfermedades”. Económicamente “es difícil” cuantificar las pérdidas”, señala, “ya que no sabemos cómo va a continuar el mercado”.

Durante los meses de enero y febrero se consiguieron buenas ventas de productos, nos indica el ingeniero, “pero el parón de la pandemia ya provocó mucho daño” y, además, “ahora no sabemos cómo va a continuar esto”.

San Martín trae “poco” vino

Por su parte, desde el Consejo Regular de la Denominación de Origen, su gerente, Eva Hernández, apuesta por reinventarse para hacer frente a esta crisis. Por ello, y para conocer los posibles cambios en las tendencias de los consumidores, instrumentaron una encuesta “para ver por dónde van los tiros y conocer si cambiaron los hábitos de relacionados con el vino”.

El objetivo es saber si los consumidores cambiaron la forma de adquirir el vino, si lo hacen por internet, tiendas de alimentación y ver qué pasos a seguir para que sigan haciendo uso del producto. Además, “aún hay establecimientos de restauración cerrados”, lo que también influye en las ventas de vino palmero, señala, por lo que desde la DO apuestan por “crear sinergias entre productos, productores y consumidores que nos pueden ayudar a salir de esta crisis”.