El incendio forestal de Garafía sigue estabilizado, aún sin control, con algún que otro momento de incertidumbre generado por el viento reinante en la zona que provoca la reactivación de algunos focos. La llegada a partir de hoy de altas temperaturas y las rachas de viento están generando que de nuevo aparezcan las llamas y obligando a ser cautelosos a los directores de la emergencia que retrasan la declaración del control del incendio.

Ya lo anunciaba en la mañana de ayer uno de los técnicos de extinción del Cabildo palmero, Francisco Prieto, quien indicaba que el fuego está "estabilizado totalmente", confirmando posteriormente la directora del plan de extinción, Estrella Álvarez, que los equipos continúan trabajando con la encomienda de proteger el perímetro, de más de 16 kilómetros.

A última hora de la tarde de ayer el presidente palmero, Mariano Hernández Zapata, comparecía ante los medios de comunicación para "seguir dando buenas noticias", con el mantenimiento de la situación favorable en el camino hacia el control del incendio.

Dada la preocupación existente por las condiciones meteorológicas, el presidente anunció que la emergencia, que afecta a 1.200 hectáreas de las que en torno a 800 están totalmente calcinadas, continuará una jornada más en Nivel 2 y seguirá siendo coordinada por el Gobierno de Canarias.

"Estamos en una guerra". Algunos vecinos están regresando paulatinamente a las zonas más alejadas de los lugares donde actualmente se concentran los trabajos de extinción para poder revisar sus viviendas y recoger enseres. Vuelven a una zona en la que la presencia de efectivos de bomberos forestales, fuerzas de seguridad y el ruido de los helicópteros e hidroaviones sobrevolando Garafía es constante.

Así, sorprendidas por el movimiento constante de camiones, furgonetas, cubas y, sobre todo, de medios aéreos, un comentario realizado entre dos vecinas que llegaban a su domicilio después de tres días fuera de casa, acostumbradas a la tranquilidad habitual del pago de Las Tricias, llama la atención. Una mirada cómplice para esbozar una ligera sonrisa y decirse "estamos en una guerra". Afortunadamente, al menos esta batalla, parece que está ganada.

"Me escondí en el garaje para que no me evacuaran". Fernando, nombre ficticio de un vecino de Las Tricias, vivió con temor la primera noche del incendio. Ante el peligro de que el fuego llegara a sus casas, "a eso de las cuatro de la mañana sonó la puerta", nos relata. Era la Guardia Civil para que abandonaran la vivienda por la proximidad del fuego. Nuestro protagonista decidió esconderse dentro del garaje para no ser obligado a abandonar su propiedad, mientras que su mujer y sus dos hijas marcharon para la casa de un familiar en Puntagorda.

Cuestionado sobre la temeridad de su acción, Fernando interrumpe para recalcar que la única manera de salvar su casa si llegan las llamas es estar allí para poder defenderla. "Tenía el tendido de la manguera preparada, cubos de agua, el depósito lleno y refresque la madera de la casa", esa fue su estrategia. Afortunadamente el fuego se desvió y no afectó su zona, aunque otros muchos vecinos de los barrios de Buracas y El Castillo no tuvieron su misma suerte y lo perdieron todo.

"Ni los americanos". En esta batalla ganada contra el fuego fue fundamental conseguir atajar el avance de las llamas en la línea de defensa establecida a lo largo de la carretera LP-1, evitando de esa manera que el fuego la sobrepasara y que su avance afectada a las cumbres de la Isla, lo que hubiera sido una verdadera catástrofe medioambiental al permitir avanzar a las llamas a otros municipios colindantes.

Uno de los elementos destacados de esa intervención es la red de alta presión situada de forma paralela a la carretera. Demostrado su funcionalidad y su carácter estratégico, está compuesta por una canalización desplegada entre Briestas y el Lomo de Las Palomas, que permite el acople de mangueras y aspersores que atacan directamente el fuego.

En las labores que se siguen desarrollando de refresco de la zona son efectivos de la UME los encargados de su manejo, manteniendo el perímetro controlado con estos métodos que califican de "excelentes", alabando los efectos de unos sistemas que no tienen "ni los americanos", ironizan mientras continúan con su labor. Esos dos militares encargados de dirigir el chorro de agua, ataviados con uniforme, casco y mascarilla, destacan con acento canario que esta red de alta presión "nos ayuda un montón a dar estos últimos repasos" fundamentales en la última etapa de cada incendio.

Importante fue también los trabajos realizados durante el invierno en esas zonas, donde con el tratamiento silvícola, con trabajos de limpieza de monte, cortafuegos y desbroce de maleza, sirvieron también para contener el avance de las llamas.

Vuelta a casa de los desplazados. Los vecinos evacuados de los barrios de Garafía aún no pueden regresar a sus viviendas, los accesos a la zona quemada continúan cerrados y controlados por la Guardia Civil, solo permitiendo su entrada a personal autorizado. Los bomberos y personal técnico del Cabildo siguen inspeccionado las casas para garantizar el realojo en condiciones de seguridad.

Cruz Roja sigue gestionando los albergues habilitados, destaca su jefe de operaciones de Cruz Roja, Manuel Alonso, encargándose también de los sistemas logísticos fundamentales para dotar de avituallamiento a los trabajadores que siguen en el frente, así como acoger a las personas desplazadas en los distintos puntos, a quienes prestan atención y apoyo psicosocial. Informa que "ya no queda sino un albergue de los tres con los que se contó", donde el trabajo está siendo "prestarles a las personas desplazadas apoyo personal y moral"

Efectivos. Durante la jornada del lunes permanecieron trabajando sobre el terreno, en distintos turnos, un operativo con cerca de 150 efectivos entre personal y brigadas de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma, equipos BRIF y EIRIF, bomberos voluntarios de La Palma y Emergencias Fuerteventura. Los medios aéreos también se mantuvieron, con once efectivos trabajando desde el aire. Labor fundamental la que realiza cada uno de ellos, pero sobre todo la que se ejecuta desde un avión que portando una cámara termográfica permite identificar los puntos calientes y coordinar la acción de los helicópteros e hidroaviones que hacen especial hincapié en ellos.

Incidente de un hidroavión. Uno de los tres hidroaviones que siguen realizando labores de extinción se vio obligado a abortar la maniobra de recarga de agua en el Puerto de Tazacorte por una embarcación deportiva que cruzó por la zona de captación. El aparato rectificó su trayectoria a pocos metros del agua y del barco, no pudiendo recargar y provocando un retraso en su función fundamental para apagar las llamas. Mientras, detrás del mismo aparecía la segunda de las aeronaves que sí pudo recargar una vez que el barco había pasado.

Repliegue de medios. Durante la tarde de ayer comenzó el repliegue de los efectivos de la lucha contra incendios desplazados a La Palma, entre ellos la Unidad Militar de Emergencias y equipos de los cabildos de Gran Canaria, Tenerife y Bomberos Lanzarote, EIRIF de El Hierro y La Gomera.

En reconocimiento a todos ellos, el presidente insular quiso hacer un acto de despedida en el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, dedicado especialmente a la UME, donde agradeció a los 120 efectivos desplazados a La Palma el que "ocho horas después de que se iniciara el fuego" ya estuvieran en el frente de las llamas. Dijo sentirse orgulloso y agradecido por el esfuerzo que realizaron, dedicándoles palabras también a los ayuntamientos de La Palma y al resto de cabildos que "hemos sentido cercanos gracias al apoyo sincero que nos dan".

Suministro eléctrico. Durante la emergencia los efectos del fuego afectaron a distintas infraestructuras de comunicaciones y telefonía móvil, dejando durante gran parte de las jornadas sin posibilidad de contactar por esa vía a los vecinos y efectivos que siguen en la zona afectada por el incendio. Independientemente de la compañía, durante muchas horas se hace imposible el uso de los teléfonos móviles al no existir ningún tipo de cobertura.

Del mismo modo, el fuego arrasó numerosos tendidos de electricidad, afanándose las empresas concesionarias de esos servicios en la reposición del cableado y, sobre todo, en la instalación de nuevos postes para sustituir aquellos que fueron calcinados por el fuego.