El ingeniero Carlos Soler remitió el informe de su visita del martes de la semana pasada al túnel de trasvase de La Palma al Consejo Insular de Aguas, en el que el técnico expone que el mantenimiento de la infraestructura "brilla por su ausencia", provocando pérdidas de agua "incalculables" por los cierres practicados en la galería. Soler, que defiende una intervención en esta infraestructura para ayudar a paliar los problemas de sequía que sufre la Isla, destaca en su estudio que "las pérdidas son tan visibles y palpables que en Hermosilla tienen un canal para sacarlas y en Las Breñas una bomba para achicarlas". Esas pérdidas podrían llegar hasta 260 pipas por hora, que equivale a la cantidad de agua necesaria para mantener durante el verano a una explotación platanera del tamaño de 15 campos de fútbol durante todo un día, lo que deja bien a las claras que "los dos cierres que presenta la obra no cumplen su misión de almacenadores de caudales", configurándose como un freno a la salida descontrolada de caudal.

Ante eso, el informe revela los cierres no son estancos, "perdiéndose con ellos la virtud de reconstruir el acuífero a la altura original y generándose unas pérdidas de agua difíciles de evaluar", lamenta Carlos Soler, quien incide en que en la boca de Hermosilla la instalación para coger las pérdidas del cierre por la galería consiste en una arqueta de hormigón y un canal de 3.300 metros que llega a transportar un caudal de 180 pp/h. En el caso de la otra boca, en Las Breñas, la instalación de una bomba para achicar el charco para bombear 80 pp/h. "Y estas fugas, aportadas con datos actuales en los que los cierres están bajos, son solo las que se ven, porque las que se producen por los laterales y por debajo de los cierres nadie puede ni siquiera intuirlas", señala en su informe.

Entre las conclusiones de su inspección al túnel de trasvase se extrae que las galerías están "perfectamente limpias", pero en ellas "el mantenimiento brilla por su ausencia", lo que el ingeniero estima que genera problemas de seguridad de personas y bienes en la obra. Así, destaca que existe riesgo de desprendimientos, "no solo en el emboquille, arreglados recientemente, sino que más preocupantes son los de los 300 primeros metros de la galería de Hermosilla, donde las chapas de enfilaje están oxidadas unas, desaparecidas otras y todas en proceso de degradación por oxidación". Soler recuerda que esa estructura que ahora se encuentra en estado precario es la que hubo que colocar para estabilizar las casas que existían en la vertical de la galería hace 23 años.

Para el ingeniero también es preocupante la "dejación" en materia de seguridad y salud de la obra, "al permitir que el tubo de ventilación se haya caído del techo y que durante centenares de metros esté sin anclar y en medio de la solera", lo que ve "inaceptable". En la visita estuvo acompañado por ingenieros del Consejo Insular de Aguas, que mostraron su "desconocimiento de la obra, lo que provoca que se desconozca cual es la verdadera pérdida de carga que hay entre donde miden y donde se encuentra el nivel de agua que miden.

Para Soler la obra está, por ambas bocas, "al límite de su capacidad de evacuación de caudal", lo que significa que no da más agua no porque no la tenga, "sino porque no puede, debido a las tuberías que colocaron". En sus conclusiones también considera innecesario que se hayan gunitado ambas galerías, revistiéndolas de hormigón "sin necesitarlo", lo que considera un gran "despilfarro y desatino", quedando oculta una joya geológica "como no hay otra en el mundo".

Considera que "es una pena que esta obra pública, heredera de los conocimientos que transmiten las 169 privadas de la isla, siendo la mejor obra hidráulica de Canarias y habiendo salvado al Valle de Aridane en una sequía que no tiene parangón, haya sido tan maltratada". En relación a la aportación de recursos hídricos que aun esta infraestructura puede aportar al sistema insular, Soler destaca que el túnel de trasvase se ha comportado, ante esta sequía y con el régimen de extracción de agua que se le impuso en los cinco últimos años, "mucho mejor que lo que creen aquellos que la explotan", destacando que actualmente aporta un caudal de 850 pipas por hora por boca y "si no da más caudal, no es porque no pueda sino porque las tuberías no dan para más".

Señala que después de estos años de extracción continua, "aún le quedan siete metros de carga de agua tras el cierre de Las Breñas y posiblemente más de cuatro metros detrás del cierre de Hermosilla", por lo que para aumentar los caudales en cualquier boca es necesario aumentar el diámetro de las tuberías o duplicar desagües y construir los cierres en los lugares adecuados para evitar las pérdidas que se están produciendo.

Con estas dos acciones aumentaría el caudal de Las Breñas, pero para el Valle de Aridane considera necesario perforar la galería en una longitud que en principio evalúa en un kilómetro, acometiendo la obra por fases y sondeos, en función del agua que se vaya captando. Iniciando la obra por contratación de urgencia esos trabajos podrían comenzar en un plazo de un mes.

Carlos Soler destaca en su informe que el túnel de trasvase, tras sus dos frentes actuales, "guarda un acuífero digno de ser explotado cabalmente, con mesura, adecuando siempre la extracción con la demanda y alternando la actuación en una boca u otra en función de las demandas en cada vertiente, hasta calar un día lejano si es que llega a hacer falta".