Una manada de cerca de una veintena de arruís ha sido avistada en el cortafuego del Roque del Faro, en Garafía, siendo grabada en un vídeo que ha acabado haciéndose viral en las redes sociales. Según informa Eltime.es De hecho, no es la primera imagen en la que los vemos 'campar a sus anchas' desde que se decretara el confinamiento y la reducción de la actividad de las personas permitiera que pudieran moverse con más libertad por los montes de la isla, siendo vistos así, cuando bajan a comer a zonas más bajas y cercanas a la población.

Aunque lo normal es que se paseen por zonas donde no transita con frecuencia el ser humano, siendo uno de sus paisajes preferidos Marcos y Cordero, una zona que tienen incluso como lugar de cría, el pasado mes de abril ya se los veía por el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, donde, al estar cerrado a las personas por el estado de alarma, gozaban de libertad.

En manada son capaces de arrasar peladas laderas enteras. De hecho, al final de este video, en un zoom, se ve incluso un macho de gran cornamenta que puede ser el que encabeza esta manada.

Estos bóvidos, naturales de África e introducidos en la Isla Bonita hace casi medio siglo para potenciar la caza mayor, llevan años siendo una amenaza en la isla. Son herbívoros, pudiendo comer entre tres y cuatro kilos de hierba al día.

Pero no solo comen la flora endémica, siendo éste uno de los principales daños que causa, sino que en reiteradas ocasiones los agricultores se 'encuentran' con la sorpresa de que se han colado en sus fincas, dañando sus cultivos. También se les considera responsables de algunos desprendimientos, como los registrados en los nacientes de Marcos y Cordero, y que obligaron a cerrar el sendero durante meses.

Aunque a principios de los años 90 un estudio elaborado por el director del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente, Ángel Palomares, cifraba en torno a 200-250 los ejemplares existentes, con una tasa de reproducción de un 30%, a día de hoy se desconoce el número exacto. Para dar pasos en ese sentido, el pasado mes de enero, el Cabildo encargó un proyecto de campo para poder cuantificar cuántos arruís hay en La Palma y los principales lugares en los que se concentran, con el objetivo de evitar una proliferación excesiva que cause aún más daño a la flora local.

La presión de los cazadores ha evitado que este animal acabe desapareciendo de la Isla, a pesar de que conservacionistas y agricultores exigen que se eliminen.