La tan esperada normalidad en las salidas de la ciudadanía a la calle y la posibilidad de apertura de comercios y bares en este primer día de la Fase 1 en la isla de La Palma parece que tendrán que esperar. Tras dos meses de confinamiento, los palmeros y palmeras han preferido ser cautos y no llenar las calles en esta primera jornada. Lo mismo ha ocurrido con el tejido comercial, que en su gran mayoría ha preferido aguardar para comenzar su actividad.

Se ha notado en los principales núcleos de población de la Isla, donde, aunque si se aprecia mayor presencia de viandantes respecto a días anteriores afectados por el confinamiento, no deja de ser menos cierto que se está lejos de imágenes de aglomeraciones que se han podido ver en otros lugares del territorio nacional.

Desde el punto de vista institucional, la entrada a la Fase 1 se está produciendo con normalidad y sin incidencias, trabajando aún técnicos municipales y policías locales, en colaboración con los propietarios de establecimientos hosteleros, en la reordenación de los espacios de las terrazas.

Lo cierto es que aún son pocos los que se han atrevido a levantar la persiana. Algunos no lo han hecho porque aún no tienen sus instalaciones preparadas y siguen trabajando en ello; otros, quizás los menos, porque no consideran que les salga rentable abrir las puertas de sus negocios con las actuales restricciones que les afectan.

Si tomamos como referencia la milla de oro del comercio palmero, la habitualmente concurrida Calle Real de Santa Cruz de La Palma, descubrimos que en casi un kilómetro de vía dedicada al comercio, que además estrenó recientemente su total peatonabilidad, tan solo 76, de los 172 comercios que habitualmente atendían abiertos al público decidieron abrir sus puertas este lunes con la entrada en la Fase 1, lo que supone un 42% del tejido comercial.

Más paseos que compras

Desde tiendas de ropa o de electrónica, a zapaterías o artesanías, ofrecen sus productos al público, para lo que han preparado sus locales con las distintas medidas de protección personal y de aforo para recibir a unos clientes que, aún, prefieren pasear por las calles antes de entrar en los locales de venta al menor.

Más llamativo es el caso de los bares y restaurantes, ya que de los 16 con los que cuenta esta concurrida calle, solo cuatro abrieron sus puertas y colocaron sus mesas y sillas en sus respectivas terrazas. Esto supone que el 75% de los hosteleros de la Calle Real decidieron no abrir sus puertas.

Entre quienes sí lo hicieron, mucha incertidumbre y temor a lo que "aún está por llegar". Además, lo han hecho sin recuperar a la totalidad de sus trabajadores, ya que "si sólo podemos tener la mitad de las mesas, y teniendo en cuenta que los gastos van a ser los mismos, sólo se puede recuperar de los ERTE a un tercio de los trabajadores", nos indican. La realidad es que tampoco se ha registrado una gran afluencia de clientes, por lo que han sido más visibles las mesas vacías que ocupadas.

Caso opuesto son quienes al menos ayer no decidieron abrir sus puertas. Algunos para seguir preparándose y en los próximos días abrir con todas las garantías de seguridad para sus trabajadores y clientes; otros, simplemente han preferido permanecer cerrados ante la no rentabilidad de sus negocios en las actuales circunstancias de apertura dictadas por las distintas órdenes ministeriales. Extrapolando el ejemplo que puede suponer para el resto del territorio insular esta concurrida calle capitalina, también es llamativo que las dos administraciones de loterías con las que cuenta decidieron no abrir sus puertas, al menos este lunes, mientras que sí siguen prestando todos sus servicios, eso sí, con restricciones, las cuatro farmacias, el supermercado y los cuatro bancos con sucursal en la principal calle comercial de La Palma.