El aeropuerto de La Palma cumple 50 años desde que oficialmente comenzaron a operar aeronaves en sus instalaciones, permitiendo en este medio siglo el desarrollo turístico, económico y social de la Isla. Aunque el primer avión que aterrizó en este nuevo aeropuerto, un DC-3 del Ejército del Aire, lo hizo el 24 de febrero de 1970, y desde el 3 de abril se contó con frecuencias diarias con Gran Canaria a través de un Fokker F-27, no fue hasta el 15 de abril que se publicó la disposición del Ministerio del Aire autorizando la apertura del aeródromo y a su vez el cierre de las instalaciones de Buenavista, desde entonces conocidas como el aeropuerto viejo. Ese día La Palma contó con dos aeropuertos operativos, ya que el primer vuelo a Tenerife operó desde Buenavista y el segundo, dos horas después, lo hizo desde la nueva instalación de Villa de Mazo.

Pero ya desde 1921 hay noticias de la existencia de la aviación en La Palma. Desde aquella primera autorización para realizar un transporte aéreo para la compañía Marítimo Canaria, que utilizaba la costa del municipio de Tazacorte para que sus aviones anfibios, hasta que en la década de los 50 del siglo pasado las nuevas necesidades económicas, educativas y sanitarias hacen pensar en la construcción de un aeropuerto. La elección, una meseta situada en Buenavista, en el municipio de Breña Alta, que tras poco más de un año de construcción se pone en uso en 1954. Pero la climatología de la zona elegida hacía impracticable la pista muchas fechas al año, lo que unido al accidente de un Fokker que no pudo despegar saliéndose de la pista y cayendo por una barranquera, afortunadamente sin pasajeros y del que sus tripulantes salieron ilesos, provocó que se acelerara la construcción ya proyectada del aeropuerto de Villa de Mazo.

El nuevo emplazamiento bajaba hasta la cota de costa. Los terrenos, según detalla el investigador Juan Carlos Díaz Lorenzo, ya se habían estudiado para la construcción del primer aeropuerto, junto con otros en el municipio de El Paso, allá por el año 1950, y permitían una pista y una plataforma mayor que en Buenavista.

Así, desde los primeros meses de 1970 esta instalación se ha convertido en esencial para el desarrollo socioeconómico de la Isla. No es sólo una puerta de entrada de turistas, también para quienes habitan en La Palma, convirtiéndose en el principal recurso de comunicación. En estos 50 años son muchas las historias que acoge una infraestructura que también ha cambiado de aspecto, pasando de contar con una terminal inspirada en las construcciones de estilo canario, a la actual inaugurada en 2011, más modernista y minimalista, en la que el aprovechamiento del espacio, el hormigón y el cristal son protagonistas. Es una terminal que duplica la capacidad del de la anterior hasta los tres millones de pasajeros anuales, 2.800 viajeros en hora punta y catorce vuelos cada hora, algo que hasta ahora no ha alcanzado.

No ha estado exento de voces críticas, que han entendido que esta infraestructura estaba sobredimensionada con nueve plantas y cientos de plazas de aparcamiento cerradas al público y que nunca han sido utilizadas. Aun así, es un edificio pionero en toda Europa desde el punto de vista energético, ya que se autoabastece casi en un 90%, gracias a la energía solar y eólica que produce a través de sus paneles solares y aerogeneradores.

100.000 viajeros al mes

El aeropuerto de La Palma recibía 100.000 viajeros al mes durante los últimos tiempos, posibilitando que se superara el millón de pasajeros que utilizaban sus instalaciones cada año y generando una tendencia de cifras en constante crecimiento. En la actualidad, como consecuencia de la declaración de alerta sanitaria, la instalación sólo recibe diariamente la llegada de dos ATR con procedencia del aeropuerto de Tenerife Norte. Estas son actualmente las dos únicas frecuencias que opera, cifras inferiores a las de hace 50 años cuando abrió sus puertas.