A las evidencias de delfines y otros animales marinos cerca de muelles y costas canarias, se le unen otros animales terrestres que campan a sus anchas ante el confinamiento de los humanos. Uno de los últimos casos avistados en Canarias, los arruís.

Los bóvidos naturales de África e introducidos en la Isla Bonita en el año 1972, ya comen flora local del espacio prtegido y toman agua de sus entrañas. La erosión, otro de los aspectos que hay que temer de la irrupción de este mamífero en la Caldera de Taburiente.

Cabe reseñar que a inicios del presente año, la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma había encargado un proyecto de campo para cuantificar el número de ejemplares de arruí que existen en la Isla, y los lugares principales en los que se concentran, con el objetivo de evitar una proliferación excesiva que cause aún más daño a la flora local.

Los arruís, mantenidos por la presión de cazadores palmeros, son capaces de comer entre tres y cuatro kilos de yerba al día. En manada son capaces de arrasar la vegetación de laderas enteras.