El sector primario de La Palma está sufriendo la peor sequía de los últimos años. Las fincas de plátanos y aguacates están perdiendo productividad, e incluso los agricultores se están viendo obligados a abandonar parte de sus explotaciones para garantizar recursos hídricos y salvar la producción del resto de sus fincas.

Pero, por si fuera poco, en pleno debate sobre la extracción de más agua del túnel de trasvase insular y la reactivación de pozos y galerías para incluir su agua en el sistema, lo vivido durante el fin de semana sirvió para agudizar aún más la situación de un sector, fundamental para La Palma, que en palabras de quienes trabajan el campo "empieza a agonizar".

Así se trasmite desde distintos colectivo y organizaciones agrarias, que han visto como los fuertes viento, principalmente en el Valle de Aridane y Tijarafe, tumbaban muros de fincas y plantones de plataneras, así como deshojaban las que conseguían mantenerse en pie.

El viento también ha hecho que caigan al suelo parte de la producción de aguacates, en plena zafra.

Ya no sólo no llueve en la isla, donde en la cumbre se ha pasado de recoger 400 litros por metro cuadrado en el 2018 a 150 en el último año. Ahora también el viento se ceba causando numerosos daños, aún por evaluar, pero que ahondan la profunda crisis que el sector primario palmero vive en estos momentos.

Técnicos del Cabildo insular y de Agroseguros visitarán en próximos días las explotaciones agrarias palmeras afectadas por el viento para evaluar los daños sufridos en los últimos días.