La sequía es real, y lo peor viene para quedarse. Esa es al menos no solo la sensación, sino el resultado de analizar los datos oficiales sobre la lluvia caída en La Palma durante los últimos años, una problemática que por ahora tiene sus consecuencias en el sector agrícola pero que de prolongarse en el tiempo también afectará al suministro de los núcleos poblacionales.

Tomando como referencia las estaciones oficiales ubicadas en la comarca Este, en concreto en Villa de Mazo, una zona neutro entre el lugar donde habitualmente más llueve (el norte) y el menos precipitaciones que registra (Valle de Aridane), la realidad es que en los 10 primeros meses de 2019 ha llovido menos de la mitad que en el mismo período del año pasado. La comparación es de 106,5 litros por metro cuadrado frente a 276,9, una diferencia abismal en tiempos de sequía.

Esta situación se volverá a repetir en noviembre. Es cierto que hasta ayer había llovido en doce días del mes, una cifra nada despreciable, alcanzado los 29,4 litros por metro cuadrado y que después de tanto tiempo sin que casi cayera ni gota ha dado la apariencia que ha sido bastante más, pero en el mismo mes de 2018 las precipitaciones fueron mayores: 15 días y 45,3 milímetros.

Teniendo en cuenta lo que va de año, en mayo y en agosto no llovió nada en las estaciones ubicadas en Villa de Mazo, lo mismo que casi ocurre (0,4 litros por metro cuadrado) en julio. Es más, casi la mitad de todo lo contabilizado en los diez primeros meses del año, cayó en octubre (50,9).

Con estos datos sobre la mesa, no debe extrañar la preocupación del sector agrícola, con mayor incidencia en la comarca oeste, o que el Consejo Insular de Aguas estudia la aplicación de medidas novedosas, sin olvidar que, incluso, se hayan puesto sobre la mesa actuaciones con riesgo como continuar con la perforación del túnel de trasvase.

La propia consejera de Agricultura del Gobierno de Canarias, Alicia Vanoostende, abordaba en la Isla los métodos para optimizar el riego en las plataneras, destacó la necesidad de "abrir vías para optimizar los recursos hídricos de los que disponemos", que cada vez "serán más escasos como consecuencia de los efectos del cambio climático".