Es el maestro. O, más complejo aún, de su especialidad solo queda él. Víctor García Pérez (1940) es el último hojalatero de La Palma y a Consejería Insular de Artesanía ha decidido reconocer su capacidad para mantener una labor que tradicionalmente ha estado vinculada a la fabricación de objetos para las labores agrícolas, la repostería y la vida diaria en el hogar. Será distinguido en el más importante encuentro regional del sector, que se celebrará del 4 al 8 de diciembre en el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife.

Víctor es un ejemplo de artesano autodidacta. Su reconocida habilidad manual para trabajar con materiales como el latón, la hojalata, el cobre, el galvanizado y el aluminio se une a su ingenio para hacerlo por separado o combinando varios de ellos. Fruto de su trabajo son piezas únicas y fieles a las que se usaban antiguamente y que resultaban útiles para la vida cotidiana, y ahora han pasado a formar parte de la decoración o el coleccionismo. No quiere traicionar la época en la que todas sus creaciones eran instrumentos indispensables.

Empezó fabricando alguna ratonera y arreglando alguna llave. Luego practicó el torno realizando barriles o morteros de madera en el pequeño taller de su abuelo, hasta que por fin se pasó a la hojalata, un material que le ofreció nuevas posibilidades.

Su oficio de artesano hojalatero siempre estuvo ligado al de molinero y al de electricista. Más cerca de su labor estuvo uno de sus tíos, quien también fue latonero. Muchos de los trabajos de Víctor García son obras de arte. Aún fabrica faroles para cofradías, y para la festividad del Corpus Christi de Villa de Mazo ha realizado diferentes figuras destinadas al adorno de arcos. En la Casa Roja de ese mismo municipio se pudo contemplar durante mucho tiempo 14 custodias fabricadas por él, cada una de ellas en representación de los 14 barrios de Villa de Mazo, en la que supo combinar lo artístico y lo religioso para representar al pueblo. Un artista.