Santa Cruz de La Palma ya tiene fechas para la culminación de las grandes obras que se ejecutan en dos de las arterias principales del casco urbano, la Avenida Marítima y la zona de la Alameda-Cuatro Esquinas, que están afectando el día a día tanto de vecinos como de los comerciantes, y que convierten a la capital en una ciudad poco amable.

Los trabajos en la avenida culminarán en febrero, a las puertas de la celebración del Carnaval. Ese ha sido el plazo que ha garantizado la empresa adjudicataria, en una reunión en la que han participado asociaciones empresariales, residentes y responsable políticos del ayuntamiento y del Cabildo, después de las modificaciones que se tuvieron que realizar en el proyecto por las deficiencias de las redes de abastecimiento.

Las canalizaciones en el subsuelo de la calzada están finalizadas en los dos carriles ubicados más cerca de los establecimientos comerciales. La idea es reordenar de nuevo el tráfico para que los vehículos circulen por esta zona y proseguir con la actuación en el resto de la vía, solventando las diferencias con la Dirección de Costas sobre el muro que delimita la carretera de la playa.

El compromiso expresado por la adjudicataria, que defiende que la obra marcha a buen ritmo, es que durante la campaña navideña se evitará trabajar en las zonas más cercanas a los comercios, facilitando con ello las compras en una temporada determinante para que los negocios puedan salvar el año. La avenida quedará con dos carriles para circular (ahora tiene cuatro), uno para cada sentido, ocupando el resto del espacio las nuevas aceras, apostando con ello por facilitar el tránsito de peatones.

Mientras, la fecha prevista para culminar los trabajos entre las Cuatro Esquinas y la plaza de la Alameda es el 15 de noviembre, aunque es cierto que en este caso los vecinos y comerciantes han sufrido tantos retrasos que parece atrevido marcar ahora de nuevo una fecha de finalización.

La contrata explicó las dificultades que ha tenido durante esta actuación, que van desde chocar contra un cable eléctrico de baja tensión que no estaba reflejado en ningún proyecto hasta contratiempos con la canalización de pluviales, aunque lo más cuestionado ha sido el escaso número de trabajadores destinados a esta obra durante varios meses.