El jefe de la sección de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Cabildo de La Palma, Jorge Pais, ha denunciado que la imitación de grabados rupestres benahoaritas "es una lacra cada vez más extendida" en la orografía de la Isla.

A propósito, ha señalado que algunas de las imitaciones "están tan bien hechas e imitan a la perfección los motivos aborígenes que, con el transcurrir del tiempo, su adscripción, reciente o antigua, puede generar problemas a los investigadores menos avezados".

Pais explica que estas inscripciones, sobre todo cuando se utilizan otras piedras para hacerlas y transcurra una década, especialmente en zonas húmedas, como en este caso, y adquieran una pátina generadas por los agentes atmosféricos y los líquenes comiencen a cubrir los surcos, "pueden llevar a dudas y confusiones sobre su autenticidad y edad".

El arqueólogo muestra en su denuncia uno de los grabados recientes (en imágenes que acompañan esta información), subrayando que el autor "no es con toda probabilidad consciente del daño que está ocasionando a la arqueología palmera". Avisa de que esta actuación "es un delito que está penado por la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias".

Jorge Pais asume que esta acción tiene "otras consecuencias nefastas con imitadores por otros puntos de la antigua Benahoare".

El grabado al que se refiere se encuentra en la pared del antiguo camino real al comienzo de la zona de Salvatierra, en el margen derecho del Barranco de La Luz, en el municipio de Garafía. El soporte "es una piedra hincada de gran tamaño que, debido a la profundidad de los surcos y el ancho de la espiral, se puede ver unos 30 metros antes de llegar al lugar", apunta este técnico de la institución insular, para quien "es incomprensible la realización de este grabado rupestre, puesto que el sendero está perfectamente delimitado e indicado con la señalética colocada por el Cabildo de La Palma".

Jorge Pais se pregunta el objeto de "esta lacra", y apunta que "las posibilidades que se nos ocurren son muchas, si bien todas ellas totalmente reprobables y denunciables", desde engañar a los arqueólogos y a los caminantes hasta "dejar constancia de sus dotes artísticas, burlarse y reírse de todos nosotros o se trate de un acto reivindicativo o de denuncia", entre otras.