Gustavo Mederos tiene chispa. Dibuja bien, muy bien, pero no es solo eso. Tiene talento para plasmar sobre un papel la vida cotidiana de manera reflexiva. Con gracia, es verdad que la base quizás sea el humor, pero va un paso más allá que invita a pensar sobre aquello que ocurre cada día.

Gustavo es una persona con la condición de discapacidad intelectual o del desarrollo. Y un artista. A los 7 años pasó de leer cómics a dibujarlos. Y a crear historias. De pequeño veía cine mudo cómico. Personajes como Buster Keaton, el Gordo y el Flaco o Charles Chaplin fueron su primera inspiración. Creció y de adolescente aparecieron Tintín, Mortadelo y Filemón, Astérix y Obélix, Lucky Luke...

Asegura que dibuja "lo que a mí me gustaría ver en un cómic. Cuando me siento ante un folio en blanco, me viene la creatividad y me dejo llevar por mi imaginación, creando personajes e historias. Me siento relajado, contento€ En este momento, estoy en mi refugio, un lugar donde estoy solo, yo y mi pasión".

Toda esa creatividad nació y vivió durante años, durante demasiado tiempo, en su habitación. Apenas unas salidas cada día para hacer algo de deporte, antes de volver a su refugio. Esa era su vida. La que tenía. "Siempre fui un niño y un adolescente solitario, no tenía amigos, así que me refugiaba en los cómics. Estos me inspiraron para inventar mis propias historias con dibujos y diálogos. Más tarde, empecé a creas viñetas con mis propios personajes de cómics (Don Facundo, Don Facundido, Don Pepe, Don Baurelio y muchos más), todos de una agencia de detectives", sentencia.

Y así fue hasta que tocó a su puerta Plena Inclusión Canarias, una organización que representa en el Archipiélago a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y a sus familias, y que por encima de cualquier otra circunstancia defiende derechos y calidad de vida. Lo que al final, a la postre, todos queremos. Sin distinción.

El mundo de Gustavo Mederos dio un giro. Tamara es su técnico de apoyo. Una de sus luces. El dibujante de la habitación tuvo la oportunidad de participar en un proyecto de emprendimiento de Plena Inclusión Canarias y acudió a Madrid. Allí aprendió, se formó y acabó definiendo más sus talentos. Y creció. Entendió además la importancia de relacionarse, quizás ya lo sabía pero no era capaz de hacerlo, a abrirse fronteras y su vida social difiere ahora mucho, un cambio radical, de lo que fue hasta hace apenas 24 meses.

Sin embargo, aún con todo lo vivido, los dibujos de Gustavo, ya convertidos en auténticas viñetas, no acabaron de ser anónimas o, al menos, con escasa repercusión, hasta que un periódico digital de La Palma, eltime.es, decidió abrirle las puertas. No era una apuesta menor. Su editor, Maykel Chacón, intenta que las creaciones de Mederos se conviertan en una de las señas de identidad de su medio de comunicación, para satirizar e ironizar sobre la realidad palmera. Se buscaba (y se busca) un punto de vista diferente. Y sí, lo ha logrado. Una vez a la semana, sus trazos cuentan una historia inteligente.

Sí, en el fondo la cuestión es tener talento y este hombre lo tiene.