La Palma se plantea por primera vez desalar agua. No es la opción más probable, incluso se podría decir que ahora mismo es la última alternativa, pero lo que parecía una quimera hace apenas unos años, no más allá de un lustro, está ahora sobre la mesa como un recurso válido en caso de que la sequía se agudice.

El consejero insular de Aguas, Carlos Cabrera, visitó ayer balsas y pozos de las comunidades de regantes de Dos Pinos, Cuatro Caminos y Canopalma, en Los Llanos de Aridane, estudiando con técnicos y expertos los recursos hídricos con los que cuenta la Isla y qué medidas se deben poner en marcha en caso de que la situación de sequía se prolongue en el tiempo.

Cabrera reconoció a esta redacción que en estos momentos "hay restricciones" en el riego, pero "gracias a la generosidad que caracteriza al sector" se están pudiendo atender las necesidades de las explotaciones agrícolas. Sabe que hay agricultores "que lo están pasando mal", por lo que "no podemos hablar de tranquilidad" aunque tampoco sea un momento angustioso.

El consejero subrayó que "hemos analizado qué hacer si la situación se mantiene y todos coincidimos en las acciones que hay que desarrollar". La primera solución sería "poner en marcha pozos que ahora están inactivos", además de garantizar las conducciones para llevar agua a cada punto de La Palma. No será sencillo. O, al menos, no con la celeridad que sería recomendable.

A ello se une "la utilización de agua depurada", apunta Cabrera, una propuesta en la que se ha ido trabajando especialmente para el riego en el Valle de Aridane, la zona agrícola más seca de La Palma.

La novedad está en que se haya planteado la desalación de agua. A propósito, Carlos Cabrera señaló que "esta sería una alternativa en caso de que la sequía se agudice. Particularmente, no es la opción que más me guste. Es agua más cara y en La Palma todavía tenemos recursos", pero "es verdad que se ha propuesto y que debemos estudiarla. Al menos, estar preparados por si en algún momento es necesario".