Baltasar Martín tuvo que ser valiente. Lo fue. Encabezó a un grupo de campesinos con armas rudimentarias para enfrentarse a temidos corsarios. Es una historia de coraje por defender lo propio, la tierra y a su gente.

La recreación teatralizada que rememora el intento de toma y saqueo de la ciudad en 1553 por los corsarios de François LeClerc, Pata de Palo, y su posterior expulsión es una puesta en escena elegante, que tendrá lugar este domingo 4 de agosto, con humor, con sarcasmo, de un grupo de actores igual de jóvenes (o casi) que de amateurs. Son más de 150 participantes. De esos eventos que acudes sin querer y te acaban sorprendiendo. Al menos, en las primeras ediciones. Ahora se ha desbordado y es difícil encontrar una posición en la que poder disfrutar con holgura.

La clave del éxito ha estado quizás en ajustarse a la historia, pero sin pasarse. Sin eliminar la impronta de los principiantes y, sobre todo, evitar las carpetas y documentos que lo acaban encasillando todo. Sí, aire fresco con margen para la improvisación. Para los golpes de ironía. Eso, la guasa del palmero.

La representación tiene diferentes escenarios a lo largo del casco urbano de Santa Cruz de La Palma. Espacios cuidadosamente seleccionados. La lucha siempre se inicia en el Barco de la Virgen. Está previsto que comience a las 18:00 horas. Allí están los corsarios, en la nave, y debajo el pueblo. En realidad, religiosos. Alguno muere, avisados quedan.

Las celebraciones en realidad ya han arrancado. El día grande es el domingo, pero ya se están desarrollando actos anexos. Hoy, por ejemplo, la plaza de España será escenario de actividades infantiles, un mercado renacentista... No es mala idea disfrutar hoy por si mañana la historia se tuerce.