Son 24 viviendas y se encuentran en el barrio de Mirca. Se incluyeron en un plan estatal de renovación, las nuevas se hicieron en la calle Galguén, y el acuerdo entre las administraciones fue que tenían que ser derribadas.

Han pasado los años y allí siguen. Algunas habitadas y otras tapiadas, sin saber qué ocurrirá mañana, o la próxima semana.

El portavoz del PP, Juanjo Cabrera, que además es candidato a la Alcaldía, dice que la pasada legislatura, cuando gobernaron en la capital, "frenamos las demoliciones" y considera prioritario negociar con Estado, Gobierno de Canarias y Cabildo para evitar que en un futuro puedan haber demoliciones.

Cabrera entiende que si se logra esa garantía, el ayuntamiento podría invertir en rehabilitarlas, al menos las que están vacías, y ser destinadas "a familias con escasos recursos económicos".

El ex alcalde cree que se ha perdido mucho tiempo: "el gobierno municipal no ha sido capaz en estos cuatro años de dar ni un solo paso, ni uno solo, en aportar una solución definitiva a esta situación". Sin un compromiso firme de todas las administraciones, las familias que allí viven no tienen garantizado su hogar en el futuro, y los alojamientos cerrados tampoco se van a mejorar.

"No se puede esperar a que las casas se acaben cayendo o no sirvan para arreglar", apunta Cabrera.