Perfil de Luisa Machado
Cultura lagunera escrita en mayúsculas
Estaba determinada genéticamente para fabricar cultura y es lo que lleva haciendo desde hace más de cuatro décadas y media. Luisa Machado es una pieza clave para entender la música popular que suena desde La Laguna.

Luisa Machado / María Pisaca

De su abuela Luisa Machado heredó el nombre, el apellido y una infatigable curiosidad por el mundo de la cultura. Es la segunda de tres hermanos [Mercedes, la mayor de todos, y Francisco] y aunque nació en Santa Cruz de Tenerife se considera lagunera cien por cien. En la capital sólo permaneció el tiempo que necesitó su madre para recuperarse de un parto en una clínica y el ratito que tardó el coche familiar en llegar a la altura del puente de Taco, la línea que marca la frontera entre los dos municipios metropolitanos: medio suspiro.
Luisa Machado (1961) pudo ser historiadora e incluso periodista, pero centró todos sus esfuerzos en la música. «En casa siempre hubo una clara inclinación musical; nos llamaban la familia Trapp de La Laguna», desvela antes de exaltar la figura de su abuela. Doña Luisa Machado era un puntal cuando tocaba organizar la Romería de San Benito, autora teatral, creadora de las rimas de Las voladas de Seña María, colaboradora del periódico EL DÍA, primera mujer en tocar el piano en el teatro Leal para poner sonido al cine mudo... Con esas referencias no era demasiado complicado que uno de sus brujitos (nietos) decidiera entrar de lleno en el universo de la cultura, aunque también es verdad que podía haber probado fortuna en el oficio de la información. Su tío Leocadio emigró a la Península para trabajar en Radio Nacional de España, conquistó un par de Premios Ondas y fue un referente para aspirantes a comunicadores como Jesús Quintero, El loco de la colina, o un jovencísimo Carlos Herrera. Su tío Andrés, hermano de Leocadio, también hizo carrera en RNE.

Luisa Machado / María Pisaca
Luisa Machado [la nieta] estudió en el Instituto Cabrera Pinto lagunero cuando su dirección estaba en manos de Ramón, el negro, Díaz. Para que luego digan que a los profesores no le ponen motes. «Su piel era aceitunada, bastante oscura, y muy querido por los alumnos». En el momento de elegir una carrera universitaria se inclinó por Geografía e Historia, pero la música ya había hecho su trabajo y cambió su hoja de ruta. «Era una alumna de matrículas y sobresalientes, pero yo no me veía en aquellas clases con ciento y pico alumnos. A mis padres les costó un disgusto, pero al final aceptaron que aquel no era mi camino», acota dando a entender que su decisión estaba tomada. A partir de ese instante estudió 1º de piano, solfeo y entró en el coro de Pilar Castro que, a su vez, había sido alumna de su abuela. «A los 15 años decidí probar la música popular y aquí sigo; sobreviviendo como se puede en el sector al que yo quería pertenecer», subraya.
Por esos años, más o menos, conoció a Alberto. Ella ya cantaba en Chácarra; el ya arreglaba y componía canciones en Pluma y voz. Los dos desembarcaron en Taburiente, se casaron y tuvieron a su único hijo: Nun. «Es mi mejor obra», admite emocionada cuando habla de un pequeño que la hecho nieta de mellizos. «Es una persona cercana, inteligente, preparada... Ha desarrollado un sistema para personas con pérdida de audición que han probado en los festivales de San Remo y Eurovisión». Pero hablar de Luisa Machado y no hacer referencia a la década y media que permaneció en las filas de Taburiente junto a su compañero de vida sería un sacrilegio. «Es un tema que durante muchos años me causó dolor y del que no hablaba, pero con el paso de los años he aprendido que no podía olvidar una etapa tan importante de mi vida, perdón, de nuestras vidas».
Luisa y Alberto se marcharon de Taburiente molestos, con un sentimiento de traición que nunca airearon. «Nos fuimos al ver que nuestro espacio había sido invadido, cuando no teníamos nada que hacer en el grupo», precisa una lagunera que ahora canta en Mambisa. Antes, los dos decidieron abrir un canal de YouTube [Luisa & Alberto] en el que enseñan lo mejor sus facetas creativas. «Ahora disfruto la música al día; me cansé de tocar en puertas que nunca se abrieron... He hecho siempre lo que más quería, lo que me apetecía hacer», comenta en relación a proyectos como el que el pasado sábado pasó por el Espacio La Granja capitalino.
Y es la nieta de Luisa Machado tiene claro que la música ha sido su «sanación» y una «válvula de emociones» que ha compartido con Alberto Méndez, Naranja, integrante también de Mambisa. «Soy machadita, machadita... [ríe]. Sé de dónde vengo, lo que hice y cómo quiero vivir lo que me queda», descubre una voz que durante años fue el faro que iluminaba un magazine en Radio Aguere, cuando Segura Clavell era el alcalde de Aguere. Más tarde colaboró en Radio Burgado, Radio EL Día o Teidevisión. n
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