Lo que los ojos no ven

El Ateneo

Están pendientes las obras de rehabilitación

Fachada principal del Ateneo de La Laguna.

Fachada principal del Ateneo de La Laguna.

Domingo Medina

El espacio entre las Casas Capitulares, Bencomo y Juan de Vera, por unos de los laterales de la Catedral y Deán Palahí y Obispo Rey Redondo por el otro, constituye la actual plaza de Los Remedios, nombre que se le dio hasta 1819. Llamada en un principio de Santa María hasta 1515, fue el año en el que fue derruida la primera ermita de Santa María de la Expectación y se construyó más tarde la parroquia de Los Remedios, la segunda de la ciudad. Para poder construir la plaza, el Cabildo trasladó a las afueras, en el espacio que ocupa hoy el barrio de San Juan, el Corral del Consejo. Esta plaza fue rotulada con otros nombres hasta que recuperó el original de plaza de Los Remedios, su nombre actual.

En el número 3 de esta plaza, antes de instalarse el Ateneo, se estableció desde el 1 de julio de 1897 el Círculo Mercantil, que no pudo consolidarse, según Rodríguez Moure, «por los caciques políticos del municipio». En esta vivienda nació y vivió con su familia Víctor Zurita Soler (1891, La Laguna-1974, Santa Cruz de Tenerife), el que fuera fundador y director del desaparecido periódico vespertino La Tarde, considerado maestro de periodistas, jefe de administración del Cuerpo Técnico de Telégrafos. Su padre, Amado Zurita Colet, llegó a la Isla desde Aragón como telegrafista.

El inmueble de tres plantas, construido en el siglo XVIII, es una edificación de arquitectura simétrica, donde en los vanos predomina la verticalidad sobre la horizontalidad. En la sencilla fachada se observan quince vanos. Diez corresponden a las ventanas de los pisos superiores y en la planta baja, tres puertas y dos ventanas, aunque originariamente todas eran puertas en esta planta. Luego están las ventanas acristaladas y de guillotina, con excepción de la central del último piso, que consiste en dos hojas también acristaladas y abatibles. La puerta principal, que da acceso a la sociedad, está compuesta por dos hojas, cada una de ellas tienen seis filas de cojinetes, con ornamentación geométrica.

Así se reparte el interior

En el interior del edificio que fue adquirido por la sociedad a su propietaria, Obdulia Melián, lo primero que encontramos es el hall, al fondo una pequeña recepción y la escalera de madera que da acceso a los pisos superiores. Esta articula espacialmente, desde el primero, las dos plantas siguientes del edificio, distribuyendo los espacios principales hacía el frente y reservando a sus lados las salas más pequeñas. La primera planta tenía una cafetería, antes del incendio, donde estuvo el salón de lectura de la prensa y las tertulias. En la segunda planta estaba la sala de exposiciones, la biblioteca, sala de lectura, la secretaría y el despacho de la presidencia; y en la tercera planta, el salón de actos, camerinos y depósitos.

Como finalidad principal, el Ateneo tenía desde el principio, y así se establecen en sus estatutos, aprobados el 2 de diciembre de 1904, contribuir por todos los medios al progreso científico, artístico y literario del país. La primera reunión constitutiva se celebró en la calle Fagundo (hoy, Cabrera Pinto). Su primer presidente fue el poeta José Hernández Amador. Asimismo, destacan como fundadores Adolfo Cabrera Pinto, Francisco González Díaz y Benito Pérez Armas, entre otros. Posteriormente el Ateneo fue trasladado a su actual sede en la plaza de la Catedral, previo paso por un local en la plaza de La Concepción y un tiempo en el Teatro Viana.

Presidentes ilustres

Tras la presidencia del destacado poeta Hernández Amador, ocuparon este cargo escritores, abogados, historiadores, médicos, políticos, artistas… Bajo la presidencia de Benito Pérez Armas tuvieron lugar los primeros Juegos Florales en 1906, que premiaban a poetas próximos a la Escuela Regionalista, así como el comienzo de las veladas literarias en 1907, Fiesta de los Menceyes… Estos actos se celebraban en el desaparecido Teatro Viana. Otras personalidades del mundo de la historia, la medicina o el arte dirigieron la entidad, entre ellos citaremos, ya que sería largo nombrarlos a todos, al poeta Antonio Zerolo, el pintor Alfredo Torres Edwards y Manuel de Ossuna. En la historia del Ateneo destaca el incidente de 1907 en el que la Junta Directiva, recogiendo el sentir mayoritario del pueblo tinerfeño, hizo ondear en la fachada del edificio de la sociedad lagunera la bandera del Ateneo, de color azul y blanca, con lo que se quería expresar el malestar que sentía el Archipiélago canario por el abandono que sufría por parte del Gobierno Central.

Después del paréntesis de la Guerra Civil española, el Ateneo volvió a destacar como entidad cultural, artística y especialmente un oasis de libertades. Ocuparon la presidencia personalidades de la vida cultural y académica de las Islas, como el profesor Peraza de Ayala, el médico y embajador de España Alberto de Armas, el escritor y periodista Alfonso García Ramos, el catedrático Juan Manuel García Ramos... También formaron parte de las distintas juntas directivas personalidades como Lorenzo Buenafuente, Eduardo Pinto, José María Martinón, Gilberto Alemán, Elfidio Alonso, Alonso Fernández del Castillo, Francisco Marcos y un número importante de ateneístas a lo largo de los más de cien años de historia, siendo imposible citarlos a todos.

La recuperación de los 50

Tras la finalización de la Guerra Civil se produce un paréntesis hasta los años cincuenta, que es cuando el Ateneo empieza a recuperar su condición de espacio para el cultivo de las letras y las artes en general, se constituyen diferentes tertulias, destacando entre ellas la conocida como generación de escritores denominada Generación del Ateneo o de la Universidad de La Laguna, entre otros podemos citar a Gilberto Alemán, Fernando García Ramos, Eliseo Izquierdo, Arturo Maccanti; pintores como Manolo Sánchez, Raúl Tabares, Ciro Manuel… Es de destacar a Eloy Díaz de la Barreda que fundó la Escuela de Arte Dramático del Ateneo lagunero, lo que supuso el renacer del teatro aficionado en la Isla.

La tribuna del Ateneo fue ocupada por filósofos mal vistos por la dictadura ,como José Luis Aranguren o Julián Marías, y voces críticas como la del escritor José Luis San Pedro, del catedrático Ramón Tamames… Fue la participación de los profesores Jiménez de Parga, Sebastián Martín-Retortillo y Enrique Tierno Galván, cuando las autoridades de la época, que hasta la fecha se habían mostrado tolerantes, amenazaron con el cierre del Ateneo.

El incendio de 2019

El viernes 4 de octubre de 2019, sobre las 15:30 horas, se declaró un incendio en el edificio del Ateneo. Uno de los grandes valores históricos, culturales y patrimoniales de San Cristóbal de La Laguna y referente cultural de Canarias. Una vez sofocado se activó un protocolo para recuperar las cuantiosas e importantes obras de arte que estaban en el edificio, trasladándolas provisionalmente y de forma urgente a la plaza de la Catedral y posteriormente a dependencias del Ayuntamiento.

El siniestro se produjo en la parte superior del inmueble, donde se estaban realizando obras de reparación del mismo, afectando gravemente a la techumbre, que se desplomó. Afortunadamente no fue afectado el resto del edificio. Se apuntaló y se cerró toda la actividad. Durante los cinco años que han transcurrido, diferentes problemas técnicos con la redacción del proyecto básico, ya aprobado y solo pendiente del proyecto de ejecución, han frenado el desarrollo de unas obras de rehabilitación tan deseadas y esperadas. n

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