Crónicas laguneras
Inauguración del Convento de las Monjas Catalinas

Inauguración del Convento de las Monjas Catalinas / ED
Domingo Medina
El 23 de abril de 1611, hace hoy 414 años, se inaugura en La Laguna el convento femenino de la Orden de los Dominicos, aunque esta congregación religiosa quiso hacerlo desde 1524. La iglesia del convento da frente a la plaza del Adelantado y el resto de las dependencias empiezan en Deán Palahí, y desde este callejón hasta Viana, cerrando la manzana el tramo que recorre La Carrera. Según todos los trabajos de investigación, el monasterio se construyó sobre un solar de 5.000 metros cuadrados, donde tenían sus viviendas el Adelantado y sus herederos. El regidor de la Isla de La Palma Juan de Cabreja (1546-1610), nacido en Telde, y su esposa la tinerfeña María de Salas, compraron las casas que ya estaban desocupadas y el amplio solar anexo, que durante muchos años estaban en malas condiciones, por la cantidad de 2.000 doblas de oro.
La formalización de la compra se produjo el 15 de septiembre de 1600. Cinco años después, el 3 de mayo de 1605, entregaron la posesión a los frailes dominicos, y al mismo tiempo otorgaron escritura de fundación del convento. Todo ello, previa licencia del entonces obispo de Canarias Francisco Martínez de Ceniceros.
Las obras de albañilería corrieron a cargo de Benito Afonso, por contrato de 14 de marzo de 1607, y posteriormente las continuó Juan González, según acuerdo de 17 de mayo de 1608 (Cioranescu). Estas obras se refieren en concreto a la parte conventual, ya que la iglesia se empezó a construir un poco más tarde, el 23 de marzo de 1610, por el cantero Marcos Báez, natural de Gran Canaria, al cual se le atribuye el arco de cantería de la capilla mayor, realizado de la misma forma que el construido en el cercano convento de Santo Domingo. Las obras de carpintería las realizó Baltasar Martín. La edificación se terminó en algo menos de un año de la muerte del fundador, Juan de Cabreja, inaugurándose las mismas el 23 de abril de 1611.
El convento comienza sus actividades con la llegada de cuatro monjas procedentes de Sevilla, la madre María de Santa Florentina, con cargo de priora, que salió del Convento de Santa María de Gracia o de la Madre de Dios de Sevilla; Santa María de Santa Florentina, subpriora; María de Santo Domingo, su hermana; y María de San Diego, que procedían del Convento de la Pasión de la misma ciudad. A estas religiosas se sumaron la viuda del fundador y su hija, que ingresaron con los nombres de Sor María de la Pasión y Sor Florencia de San Juan, respectivamente.
La iglesia, de una sola nave, tiene forma de rectángulo y su entrada principal es por la plaza del Adelantado, a través de dos puertas de madera tallada y arquería de cantería labrada. Rematada por una espadaña y dos miradores o ajimez, de clara influencia mudéjar, en forma de balcón, uno por la calle de La Carrera y otro que hace esquina con Deán Palahí. En su interior destacan, dentro de sus bien elaborados retablos e imágenes, principalmente el del altar mayor, del siglo XVII, elaborado en plata por los orfebres laguneros y el de la capilla mayor, obra de Antonio de Orbarán, presidida por la Virgen del Rosario.
En su hornacina central, a la izquierda la imagen del fundador de la Orden, está Santo Domingo de Guzmán, y a la derecha la de Santa Catalina de Siena, vestida con el hábito dominico. También la imagen de la Virgen del Tránsito, conocida también como la Virgen Difunta, que procede del antiguo convento de San Agustín de La Laguna. Significativa es la pintura de la Virgen de Candelaria, obra de Cristóbal Hernández de Quintana. La mesa del altar mayor, confeccionada en plata repujada, es obra del orfebre lagunero Ventura Alemán.
El convento que llegó a tener más de 100 mojas, destacando entre ellas a Sor María de Jesús, más tarde conocida como La Siervita, que se había trasladado definitivamente a vivir desde El Sauzal a La Laguna con sus tíos Miguel y Catalina. A lo largo de su vida religiosa, llevada con austeridad, se le reconocen milagros por parte de muchísimas personas que la veneran desde su fallecimiento el 15 de febrero de 1731 y, especialmente, por aquellas que han sufrido enfermedades, causas imposibles, desprotección… Murió en olor de santidad y se encuentra en proceso de beatificación.
El corsario Amaro Pargo, benefactor de los conventos de Santo Domingo y Santa Catalina, que tantos favores y consejos recibió de Sor María de Jesús, la visitaba cada vez que regresaba de sus aventuras empresariales, especialmente en el continente americano, entre otras razones porque también tenía tres hermanas monjas en el mismo monasterio, sor María Santa Beatriz, sor Clara de San Juan Bautista y sor Juana de San Vicente. Tras su muerte donó el sarcófago dorado donde se conserva su cuerpo y que dos veces al año miles de peregrinos, a través de las rejas, pueden apreciar cómo durante tantos siglos se conserva el mismo en perfecto estado.
La Cofradía de las Insignias de la Pasión y Soledad de María Santísima fue fundada el 19 de diciembre de 1955 por iniciativa de sor Natividad, priora en ese momento del convento, y por un grupo de laguneros, entre los que destacamos a Ricardo, hijo del que fue abanderado del Orfeón la Paz, Florencio, conductor de los obispos; Manolo Hernández y Domingo Ramos, colaborador habitual del convento. Procesiona el Lunes y Viernes Santo, con el antiguo trono del Sagrado Corazón de Jesús.
La virgen figura al pie de la cruz, rodeada de diversas Insignias del Martirio realizadas en madera y forradas de plata, obra del orfebre lagunero Agustín Guerra Molina. En el año 1966, se sustituyó la pequeña imagen de la virgen, que forma el paso, por una antigua escultura remodelada de la antigua Virgen de la Luz. El Ángel es una escultura del orotavense Ezequiel de León, hermano de sor Inés, la más antigua de las religiosas actuales del convento. Actualmente, por falta de vocaciones, el convento solo tiene seis monjas, que realizan una magnífica labor, tanto espiritual como de conservación de este histórico monasterio, cuya madre superiora es sor María Cleofé López Lantigua.
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