Crónicas laguneras

Obispado de San Cristóbal de La Laguna

Bula de creación de la Diócesis.

Bula de creación de la Diócesis. / ED

Domingo Medina

Tal día como hoy, hace 206 años, el 1 de febrero de 1819, el papa Pío VII firmó la bula de creación de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna, dejando en manos de Fernando VII, rey de España, la elección de la persona adecuada. Para ello, el monarca nombró al entonces obispo auxiliar de Canarias, Vicente Román y Linares, en calidad de comisario pontificio y regio, para que ejecutase la división de la Diócesis de Canaria, «firmando y clavando en la puerta principal de la parroquia de Los Remedios, convertida en catedral, el decreto de ejecución el 21 de diciembre de 1819» (Miguel Ángel Navarro Mederos, sacerdote y doctor en Historia de la Iglesia).

El papa Pío VII, cuyo nombre era Gregorio Luis Bernabé Chiaramonti, nació en Cesena (Italia) el 14 de agosto de 1740. Su vida religiosa da comienzo en el monasterio benedictino de San Calixto en Roma, llegando a ser su abad. En 1782 fue elegido obispo de Tívoli; tres años más tarde, arzobispo de Imola y, posteriormente, cardenal. Fue nombrado papa el 14 de marzo de 1800, en el cónclave convocado en la ciudad de Venecia, tomando el nombre de Pío VII. Su pontificado finalizó el 20 de agosto de 1823.

La bula de erección delObispado de San Cristóbal de La Laguna (In cathedra illius) fue firmada el 1 de febrero de 1819, mientras el papa se encontraba en el Palacio del Quirinal en Roma, junto a la basílica de Santa María La Mayor. A pesar de ello, el primer obispo de esta nueva diócesis no fue nombrado hasta el año 1824, jugando un papel importante para lograr la nueva diócesis el sacerdote lagunero Cristóbal Bencomo y Rodríguez, arzobispo de Heraclea y confesor del rey Fernando VII.

Hubo otros intentos de creación de una diócesis en Tenerife, al poco tiempo de la conquista de Canarias, a pesar de haber sido Tenerife la última Isla conquistada, se convirtió en la más poblada del Archipiélago, y San Cristóbal de La Laguna en el núcleo urbano más importante de Canarias. El Adelantado Alonso Fernández de Lugo intentó en varias ocasiones que se trasladara el Obispado de Canarias a La Laguna, negándosele tal petición con el argumento de que estaba muy reciente la creación por traslado, desde San Marcial del Rubicón, en el sur de Lanzarote, a la nueva catedral de Santa Ana, en Las Palmas. Más tarde, en 1515, y con motivo de la fundación de la parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios de La Laguna, el Adelantado reiteró la necesidad de, al menos, compartir la sede episcopal de Canaria, volviendo a fracasar en su intento.

El primer obispo de esta nueva diócesis fue Luis Folgueras y Sión, declarándose sede vacante, después del traslado de este como arzobispo de Granada en 1851. El concordato de ese año preveía la reunificación de las dos diócesis existentes, la de Tenerife y la de Canaria, en Las Palmas. Este concordato pretendía homologar la jurisdicción civil y eclesiástica, nombrando un obispo por provincia. Puesto que en ese momento solo existía una provincia en el Archipiélago canario, con capital en Santa Cruz de Tenerife, se pretendía que la sede del único obispado fuera en La Laguna. El concordato, que no tuvo efecto canónico, ni fue acompañado de bula papal, quedó vacío de contenido.

Al posicionarse en contra el Cabildo Catedral de Canaria, así como otras autoridades eclesiásticas, y recogiendo el descontento con la supresión del Obispado de San Cristóbal de La Laguna, fue durante el reinado de Alfonso XIII cuando se restauran las relaciones entre España y la Santa Sede, estableciéndose nuevamente el obispado en La Laguna y nombrando a Ildefonso Joaquín Infante y Macías, en 1877, segundo obispo de la diócesis.

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