Bernardo Álvarez aceleró su retirada como obispo tras ser diagnosticado de ELA
Renunció a tutelar su relevo para afrontar la dura lucha contra la esclerosis lateral amiotrófica

Bernardo Álvarez, durante su último acto oficial en el día grande de las pasadas Fiestas del Cristo de La Laguna. / ARTURO JIMÉNEZ

Bernardo Álvarez aceleró su retirada como obispo de la provincia de Santa Cruz de Tenerife después de que los médicos diagnosticaran que tiene ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Álvarez recibió la confirmación de que padecía esta enfermedad degenerativa grave el pasado 22 de agosto, apenas 25 días después de que se viera obligado a presentar su renuncia ante el Vaticano al cumplir el 29 de julio los 75 años. Según el Código de Derecho Canónico, el conjunto de normas jurídicas de la Iglesia, el obispo diocesano que cumpla 75 debe presentar su renuncia ante el Papa.
Álvarez podía haberse mantenido en el cargo de principal responsable de la Diócesis Nivariense si el papa Francisco lo hubiera propuesto y él hubiera aceptado. La opción que más barajaba, en cualquier caso, era permanecer como obispo interino, puesto que se denomina en la nomenclatura de la Iglesia administrador apostólico, y tutelar el proceso que desembocara en el nombramiento de su sucesor. Sin embargo, los padecimientos de su enfermedad y la confirmación de que sufre ELA lo llevaron a optar por la vía más rápida para encontrar un sustituto y la que la permitía adelantar su retirada y afrontar una complicada lucha contra la ELA.
Ya hacía meses que la salud de Bernardo Álvarez había sufrido un empeoramiento. No se veía con fuerzas de mantenerse como obispo interino, como hizo su predecesor, Felipe Fernández, pese a que ese era su deseo. El camino que eligió se puso en marcha el 16 de septiembre cuando el Papa aceptó su renuncia, Álvarez dejó de ser obispo de la provincia tinerfeña, cesaron los vicarios generales y episcopales –los siguientes cargos de máxima responsabilidad tras el del prelado– y quedaron disueltos el Consejo Presbiteral –que es como una especie de senado– y el Consejo Diocesano de Pastoral –un órgano de máxima representación en el que se incluyen personas laicas–.
El obispo interino
Al día siguiente, el 17 de septiembre, otro órgano de la jerarquía de la Iglesia tinerfeña, el Colegio de Consultores, que acababa de asumir el gobierno de la Diócesis Nivariense, nombró obispo interino –es decir, administrador diocesano– a otro palmero como Bernardo Álvarez. Antonio Manuel Pérez, nacido hace 58 años en Santa Cruz de La Palma, es el religioso que dirige desde entonces este proceso de transición. Era la elección esperada. Pérez, que hasta la retirada de Álvarez fue vicario general y su mano derecha, mantiene los deberes del obispo pero con las excepciones que marca el Derecho Canónico. El administrador diocesano no puede innovar ni tomar ciertas decisiones como designar párrocos o erigir asociaciones diocesanas.
Bernardo Álvarez ha preferido apartarse para plantar cara a la ELA, una enfermedad de las neuronas que afecta a las partes del cerebro que controlan el movimiento voluntario de los músculos. La esclerosis lateral amiotrófica genera un cuadro progresivo de degeneración motora que origina síntomas de debilidad y atrofia muscular. La pérdida de neuronas motoras hace que las células musculares pierdan su sustento, por lo que se degenera el músculo (atrofia y fasciculaciones) y se produce debilidad. Actualmente no tiene cura, aunque algunos fármacos han resultado eficaces para reducir la progresión.
El ya obispo emérito, nacido el 29 de julio de 1949 en Breña Baja (La Palma), tenía un riesgo genético de sufrir esta enfermedad. Dos hermanos ya fallecidos también la padecieron. De hecho, los expertos estiman que uno de cada 10 casos de ELA se debe a un defecto genético. La causa se desconoce en la mayoría del resto de pacientes.
Precisamente el pasado día 10, el Congreso de los Diputados aprobaba por unanimidad la Ley de la ELA, después de casi tres años desde que se tramitara el primer texto. La norma nace para mejorar la vida de las personas afectadas por esta y otras enfermedades neurodegenerativa graves. Pretende agilizar la evaluación de dependencia, garantizar los cuidados las 24 horas a pacientes en fase avanzada, el servicio de fisioterapia y proteger a los cuidadores, entre otras medidas. En España hay alrededor de 4.000 personas diagnosticadas con ELA y otras enfermedades neurodegenerativas similares. Uno de los principales impulsores de esta ley fue Juan Carlos Unzué, que fuera portero de fútbol en el Club Deportivo Tenerife y segundo entrenador en el FC Barcelona. Esta enfermedad la han sufrido personalidades como el físico Stephen Hawking, el presentador Constantino Romero o el actor David Niven.
«Estoy delicado de salud»
Ya al final de la misa del pasado 4 de septiembre, en su decimonoveno aniversario como obispo nivariense y poco antes de su marcha, Bernardo Álvarez señalaba: «Damos gracias a Dios por estos 19 años al frente de esta diócesis. Espero que pronto el Papa nombre a otro obispo porque estoy delicado de salud. Un obispo que sea capaz de pastorear esta diócesis con espíritu de servicio y de amor a todas las personas». «Les invito a rezar por mí para que el Señor me dé fortaleza y paciencia para afrontar la situación que estoy viviendo», subrayó Álvarez sobre su enfermedad.
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