La Laguna se iluminó anoche con la tradicional exhibición pirotécnica en honor del Cristo de La Laguna. Pólvora y colorido desde la Montaña de San Roque que animaron una velada en la que no se pudo celebrar la tradicional procesión nocturna debido a las inclemencias meteorológicas. Estas circunstancias mermaron la afluencia de espectadores, pero quienes acudieron disfrutaron del espectáculo.
En la tarde noche se conoció la decisión de la Esclavitud del Cristo de suspender el desfile ante la inestabilidad del tiempo. Eso sí, se mantuvo en pie la celebración eucarística (que pasó al interior del Santuario en lugar de desarrollarse en el atrio). A partir de ahí, compás de espera hasta las 23:00, hora elegida para los fuegos artificiales. El Crucificado Moreno salió hasta la plaza antes del comienzo de la exhibición.
Los fuegos artificiales fueron el cierre a una jornada de tradición y fe al Cristo de La Laguna. La inestabilidad meteorológica hizo que sobrevolara desde por la mañana la posibilidad de suspender los actos. La lluvia se convirtió en protagonista durante la misa solemne en la Catedral. Llovía y se despejaba; un par de gotas más y unos cuantos rayos de sol. Así avanzaban las primeras horas de la jornada. Pero las precipitaciones dieron una tregua llegado el momento en que el Crucificado Moreno iba a salir a la calle. La procesión se desarrolló hasta la plaza del Cristo con un ritmo ágil para evitar contratiempos y ante miles de personas.
Se podría decir que fue una mañana doblemente a paso ligero. Por un lado, por la rapidez del traslado y, por otro, por la tradicional presencia del ejército y su desfile. La representación real recayó en el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez. Era la segunda vez que la asumía; ya lo había hecho en 2019. «Tengo que decir que en aquel momento no tuve la misma sensación que ahora», expresó. «Será por no tener esa cierta experiencia que tiene uno ahora y con la que te das cuenta del enorme orgullo y responsabilidad añadida de representar a su majestad el rey. Es muy bonito, muy emocionante y, sinceramente, desde esta mañana estoy viviendo un sueño», manifestó.
Los actos arrancaron a las 10:00 horas con la procesión cívico-militar entre el Ayuntamiento y la plaza de la Catedral. Nutrida representación de miembros de las distintas instituciones. Tras las pasadas elecciones, era la primera vez que algunos de ellos participaban en el acto. Es el caso del concejal lagunero de Fiestas y Cultura, Dailos González, que, al ser el más joven de la corporación lagunera, portaba el Pendón Real.
Lo habitual es que en los laterales del Pendón, portando las borlas de este, desfilen un concejal de Santa Cruz y un militar. Estaba el segundo, pero no el edil capitalino. Según explicaron desde el Ayuntamiento de La Laguna, Santa Cruz se excusó e indicó que no podría acudir un representante porque se celebraba durante la mañana una comisión de control y un pleno extraordinario. Su lugar lo ocupó una concejala de Coalición Canaria en Aguere: Estefanía Díaz.
Se veía ya desde entonces que se trataba de una mañana gris y que nada tenía que ver con los días de sol espléndido que a menudo marcan el día del Cristo. El primer teniente de alcalde, Badel Albelo, esperó con el bastón de mando a la llegada del representante real. Se desarrolló a partir de ahí el guion habitual de estos casos, con el himno nacional, los honores de ordenanza, el paso de revista a las tropas y los honores a la bandera.
El esclavo mayor de la Esclavitud del Cristo de La Laguna, Francisco Túbal Morales, le hizo entrega a Luis Yeray Gutiérrez del bastón de plata de esta hermandad a las puertas de la Catedral, tras lo que comenzó la celebración eucarística, que presidió el obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, y en la que se encargó de la homilía el nuncio apostólico en España, Bernardito Cleopas. Este religioso comenzó su intervención mandando un saludo de parte del papa Francisco y desarrolló un discurso en tono religioso.
Mientras tanto, por fuera del templo, y pese a la lluvia que iba y venía, se respiraba un ambiente festivo y de fecha también marcada para muchos vecinos de otros municipios que visitan en este día la ciudad. El exterior del templo se iba llenando a medida que se acercaba el final de la misa y el comienzo de la Procesión del Retorno. «Desde hace un par de días decidí venir. Hoy estoy librando en el trabajo y vine a pasar la mañana con mi familia», explicó Carmen Hernández, de 49 años y residente en la avenida de La Trinidad. «Yo he sido toda la vida de La Laguna, pero he participado más o menos en este tipo de actos en función del tipo, las obligaciones que tiene uno en cada época…», apuntó.
«Yo vengo sobre todo porque he venido siempre, pero también por fe al Cristo de La Laguna», apuntó otro de tantos espectadores que esperaban por fuera del templo. «Hoy es el día grande de La Laguna, un día para salir, dar una vuelta, ver las procesiones, saludar a gente a la que hace tiempo que uno no ve…», indicó sobre uno de los aspectos que marcan la esencia tanto de esta como de otras muchas fiestas populares.
Finalizada la misa, y ya a punto de comenzar el desfile, el edil de Fiestas y Cultura, Dailos González, reconocía haber sentido algunos nervios al principio de la procesión cívico-militar por la responsabilidad que suponía. «Es un día muy emotivo. Las fiestas del Cristo son identidad de nuestro pueblo. Hablamos de nuestra cultura popular, nuestra tradición, nuestra idiosincrasia...», apuntó el alcalde lagunero.