En una parcela hay dos hileras de paja y en la de al lado, solo una. Son finas, poco abundantes, mínimas. Tan escasas que por un momento pudiera parecer que se trata de un excedente que quedó ahí tras haber finalizado las labores de recolección. Pero no. Son huertas recién segadas y sobre las que reposa lo poco que dio la campaña de este año. La imagen es el reflejo nítido de que el cereal lagunero no ha escapado a los efectos de la sequía en Tenerife. La cifra que aporta la presidenta de la Cooperativa del Campo La Candelaria, María Candelaria Rodríguez, deja clara la hecatombe: la cosecha tanto de grano como de paja para alimentar al ganado ha caído alrededor de un 90% en relación a anteriores ejercicios.
Rodríguez precisa que la recogida de los cultivos de cereal se divide entre la fase de recolección del grano y el posterior aprovechamiento de la paja para crear las pacas, que son esos módulos de forraje compactado. Como norma general, los agricultores locales son también ganaderos y esa paja será en los meses sucesivos el alimento para sus animales. Así pues, sin casi nada procedente de sus propias huertas para echarles de comer, les quedan dos opciones: importar forraje o el cierre de las explotaciones. Y ahí la situación se vuelve a complicar. La crisis derivada de la guerra de Ucrania ha disparado los precios hasta el punto de que una tonelada de forraje en origen ha pasado de 80 a 220 euros de coste medio, mientras que el traslado de un contenedor desde Andalucía hasta la Isla se ha multiplicado por dos, desde unos 1.100 a 2.200 euros. Un desastre para el sector.
Rodríguez dibuja este panorama complicado en unos terrenos de la curva que une el camino de San Lázaro y Camino de La Villa. Es parte de la zona conocida como Rodeo del Medio, integrante a su vez de eso que se ha dado en llamar el granero de Tenerife. Tal ha sido la situación que ni en esas tierras famosas por su fertilidad durante siglos ha brotado el cereal como es normal en ellas. «Está por todos lados igual», lamenta la presidenta. Otros lugares destacados de cultivo cerealero del municipio, como La Rambla, Rodeo La Paja o Las Mercedes, se han visto igual de perjudicadas.
«Hay años que son secos y en los que puede haber menos cosecha de paja, pero sí suele haber cosecha de grano. O al revés: puede haber mucho grano y poca paja. Pero este año es que prácticamente ha sido lo mismo en ambos aspectos. Ha habido una gran disminución», expone María Candelaria Rodríguez. A tal punto llega lo sucedido que, añade, algunos de estos agricultores-ganaderos han apostado por ni siquiera recolectar el grano, sino que han procedido directamente a la siega.
Ola de calor en marzo
El año había empezado bien. «Los mayores antes decían que se sembraban los trigos ‘por La Concepción, con sazón o sin sazón’. Es decir, lloviese o no lloviese, se sembraba», rememora. Y este año pudieron cumplir con ese vieja máxima de la agricultura local. Llovió antes de que finalizara el año y se pudo plantar en tiempo y forma. El problema llegó en el mes de marzo: «Vino la ola de calor, que fue la que paró todos los cultivos. No dejó que se granara y detuvo también el crecimiento de la planta». Y casi que ahí se quedó su desarrollo, habida cuenta de que desde entonces hasta ahora las precipitaciones han sido prácticamente inexistentes.
María Candelaria Rodríguez vive el sector más allá de una oficina. Tiene animales y cultiva en Camino de La Villa, Pozo Cabildo y Montaña La Mina. Y ha experimentado la misma situación que el resto de agricultores. Eso le permite relatar con conocimiento de causa los efectos de que la cosecha sea ínfima: «Has tirado horas de tractor, gasoil, el alquiler del tractor si no era tuyo, y costes de arada, de grano, de abono y de la máquina para que venga a cosechar o a segar... para ver después que lo poco que has recogido no te da ni siquiera para pagar ni la cuarta parte de los gastos».
En el análisis de la situación aparece la necesidad de colaboración por parte de las administraciones públicas. «El apoyo económico es más que necesario, sobre todo para esos ganaderos que utilizan el forraje para alimentación del ganado», afirma la máxima responsable de la Cooperativa del Campo La Candelaria, una entidad con solera, fundada en 1951 y que aglutina a casi 2.000 socios. Entiende que «para fomentar que se sigan cultivando los terrenos es necesario que haya ayudas y que lleguen en tiempo y forma». En particular, le preocupa que lo ocurrido este año desmotive a los agricultores. Y es que la mala cosecha y las pérdidas económicas son los efectos negativos más inmediatos y los que más directamente afectan al bolsillo de agricultores y ganaderos, pero no los únicos. A mayor escala también está en juego el futuro sectorial. El desaliento puede convertirse en el primer paso para que terrenos se queden sin plantar y se eche el cierre a explotaciones ganaderas.
«Se han cobrado las ayudas del Posei y estamos en una época en que los ganaderos tienen un poco más de estabilidad económica, pero porque han percibido unas cuantías que tenían que haber ingresado el año pasado y que vienen ahora. Estamos todos esperando, en veremos, a ver qué va a pasar», apunta. Y pone la mirada en el exterior: «Si en la Península se deciden y van a Francia y traen forraje, posiblemente los precios bajarán y podamos seguir trabajando. Si no, la situación será bastante crítica». La búsqueda de paja más allá de España se debe a que en otras latitudes –incluso en la Península hasta hace unas décadas– se cosechaba el grano, mientras que la paja se dejaba sobre la tierra como abono. Hoy de esos restos podría depende el futuro de la cabaña ganadera canaria.
Todo lo anterior coincide en el tiempo con otros problemas «acuciantes». «La escasez de forraje va a poner muy en jaque al sector ganadero en las Islas. Ya veníamos soportando una situación muy complicada con el incremento de los piensos, que subieron un 100%», recalca. «Ahora esos precios siguen mantenidos. Hemos logrado que se suba el precio de la leche y de la carne y obtener unos precios justos, pero vemos que el forraje, que es el alimento de gran volumen, también se ha subido casi que al 100%», indica.
Gofio de grano local
«Nosotros tenemos una ADV [agrupación de defensa vegetal] de cereal. Fomentamos que esos agricultores puedan realizar los cultivos y, además, aprovechar una serie de subvenciones», manifiesta María Candelaria Rodríguez. «En la Cooperativa les compramos grano y vendemos a distintas islas del Archipiélago. Hemos mandado muchísimo a La Palma, Fuerteventura y Gran Canaria para semillas. Y, al mismo tiempo, con el trigo que recogemos de los agricultores elaboramos un gofio hecho exclusivamente con grano local, que no tiene ningún tipo de tratamiento fitosanitario ni de conservantes para mantener el grano», agrega.
Así las cosas, las consecuencias de la sequía también afectarán a ese proyecto de producción de gofio que tienen en marcha desde la Cooperativa del Campo La Candelaria. «Este año, ese artículo que ofrecemos del gofio elaborado con trigo del país va a estar escaso porque, prácticamente, no hay grano de trigo. Hay muy poco. Y, además, tenemos que destinarlo a volver a utilizarlo como semilla para poder sembrar el próximo año y tener cosecha de nuevo», explica sobre otra de las derivadas de un problema que va a complicar notablemente el devenir del sector durante los meses venideros. A pesar de todo ello, y a que por momentos es inevitable que los pensamientos relacionados con la rentabilidad de su labor ronden por las cabezas de agricultores y ganaderos de La Laguna, Rodríguez apuesta por un mensaje de esperanza y optimismo para el futuro próximo.