La Laguna instalará mercadillos cada sábado si funciona un proyecto piloto

La Cuesta, Valle de Guerra y Taco son las zonas elegidas para el período de evaluación, que durará dos meses | Habrá 97 puestos, en un 80% vinculados al colectivo gitano

Una muestra de artesanía celebrada en La Cuesta.

Una muestra de artesanía celebrada en La Cuesta. / Carsten W. Lauritsen

La Laguna contará con mercadillos ambulantes en los pueblos y barrios del municipio si funciona un proyecto piloto que comenzará este sábado y que se prolongará durante dos meses, hasta el 14 de febrero. Este período de prueba se desarrollará en tres ubicaciones: habrá 41 puestos en la plaza de El Tranvía, en La Cuesta; 36 en la de la iglesia de Valle de Guerra, y 20 en la de San Jerónimo, en Taco. Según los datos aportados ayer por el Ayuntamiento lagunero, los anteriores espacios abrirán los sábados de forma simultánea y en horario de 9:00 a 14:00 horas. Habrá una excepción en torno a la festividad de Reyes, en la que la apertura se producirá entre los días 2 y 5 de enero.

La acción fue presentada por la concejala de Comercio, Aitami Bruno (Unidas), en clave de ese proyecto piloto, «consensuado», de regulación de la venta ambulante en el municipio y para «dar seguridad jurídica y ofrecer recursos de calidad». También expuso Bruno, que llegó al cargo recientemente, que esta actividad se reguló a principios de 2020 con una ordenanza municipal que después no se pudo aplicar debido a las restricciones de la pandemia. «Una vez finalice, el 14 de febrero, valoraremos la opción de contar con mercadillos permanentes durante todo el año», manifestó.

De fondo hay una historia más larga e intrincada. La ordenanza de venta ambulante se encontraba desde hace años sobre la mesa de los responsables locales de Comercio. Sin embargo, ha preocupado en el gobierno local que la implantación de estos negocios resulte impopular para los establecimientos fijos de los pueblos y barrios del municipio. Mientras eso ocurría, la Asociación de Vendedores Ambulantes de Canarias (Avanca) mostró durante años su enfado con la demora. «Me siento engañado y más que engañado», llegó a expresar el presidente del colectivo, Rafael Heredia, en 2019 y mientras era titular de Comercio la predecesora de Aitami Bruno, María José Roca.

Bruno apuntó que el 80% de los vendedores que se han inscrito están vinculados al pueblo gitano. Se trata de comerciantes representados por la Asociación de Mujeres Gitanas Romí Camela Nakerar. Aclaró la edil que no será un rastro y que se volverán a abrir las listas a inscripciones –también de artesanos– a través de un nuevo procedimiento administrativo una vez finalice la prueba.

Preguntada por si teme que los comercios ordinarios encajen mal la llegada de estos otros vendedores, Aitami Bruno admitió que es complicado contentar a todo el mundo y que «algún comerciante» podría mostrarse disconforme, pero añadió, a renglón seguido, que cabe la lectura de que estos puestos ambulantes aportarán dinamización. De tener continuidad el proyecto, la idea es que rote por otros lugares, apuntó la edil.

Tres ubicaciones

Las actuales tres ubicaciones se fijaron después de que se presentasen 97 solicitudes. Iban a ser cuatro –las finalmente seleccionadas y San Benito–, pero se optó por tres dada esa cifra. Todas ellas habían surgido de un estudio previo encargado por el Consistorio lagunero, que ahora entendió que las elegidas eran las «más atractivas» de las que planteaba el referido documento.

La nota de prensa del Ayuntamiento recoge que entre los requisitos para concurrir a esta convocatoria se ha incluido que los inscritos estén al corriente de las obligaciones tributarias, fiscales y frente a la Seguridad Social; dados de alta en los epígrafes correspondientes al Impuesto sobre Actividades Económicas, y que se promoverá que estén sometidos al sistema de arbitraje para resolver reclamaciones con consumidores y usuarios.

Según recordaron ayer desde el Consistorio, el Pleno aprobó definitivamente el 14 de noviembre de 2019 la Ordenanza municipal de Venta Ambulante o No Sedentaria, que entró en vigor a principios del año siguiente. Esta regulación obedecía a la necesidad de actualizar la norma municipal al nuevo marco normativo estatal y autonómico, «como consecuencia de su obligada adecuación a la legislación europea».

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