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La fuga regresa a San Diego

Los alumnos de los institutos Cabrera Pinto y San Benito conocen los orígenes de la tradición y visitan la ermita

Los alumnos acompañados de los gigantes-cabezudos. E. D.

La fuga de San Diego regresó ayer a la ermita de este barrio lagunero y un amplio grupo de alumnos –hasta 130 del IES Cabrera Pinto y una comitiva del San Benito– volvieron a contarle los botones a la estatua de mármol de Juan de Ayala, el fundador del convento franciscano que albergó el lugar. Fue a través de la iniciativa que desde hace años vienen realizando ambos centros con el objetivo de que sus estudiantes conozcan los orígenes de la tradición.

En 2020 y 2021, años de pandemia, los profesores tuvieron que ingeniárselas con fórmulas alternativas para explicarles a los alumnos esta costumbre. No era posible la visita por razones obvias. Así es que lo de ayer fue un reencuentro con la tradición ya sin restricciones, además de una fuga adelantada, dado que coincidía con el fin de semana y decidieron celebrarla este viernes.

La vicedirectora del instituto Cabrera Pinto y coordinadora de la actividad, Patricia Guillama, explicó que la acción comenzó con unas charlas previas a cargo de Julián Brito, exprofesor del Cabrera Pinto. Brito, quien también es el presidente del Orfeón La Paz, es un gran conocedor de la fuga estudiantil. El objetivo de ese primer paso, detalló Guillama, era que el alumnado conociera en qué consiste la costumbre y sus personajes más destacados.

Ayer fue el turno de la parte práctica. Los estudiantes acudieron al centro, tuvieron una clase ordinaria a primera hora y, a continuación, llegó el momento de fugarse. En concreto, esta acción está dirigida a los alumnos de primero de la ESO, es decir, los de más reciente acceso al instituto. «Lo que queremos es que, a partir de segundo de la ESO, ellos continúen esa tradición en la que nosotros los iniciamos en primero», señaló la vicedirectora.

El director del Cabrera Pinto, Juan Rodríguez Barroso, recibió al grupo de jóvenes del IES San Benito que se sumó a la actividad junto a la vicedirectora de ese otro centro, Beatriz Acosta. Y comenzó una representación teatral que los llevó hasta los orígenes de la fuga. Allí estaban Adolfo Cabrera Pinto y Diego Jiménez de Cisneros y Hervás, respectivamente el director del centro en la época en la que nació esta tradición y el intransigente profesor que quería impedir que sus alumnos acudiesen a las fiestas de San Diego y que tenía la costumbre de realizar un examen el día de su santo. Uno y otro estaban representados por dos gigantes cabezudos que acompañaron después a los estudiantes hasta la plaza de la Junta Suprema, desde donde emprendieron el recorrido hasta la ermita de San Diego.

Los botones de Juan de Ayala

El grupo fue agasajado por la Comisión de Fiestas de San Diego y recibido por un actor disfrazado de fraile, tras lo que pasaron a contarle los botones a Juan de Ayala. Los estudiantes del instituto de San Benito hicieron también entrega de unas calabazas confeccionadas con cartulinas.

Patricia Guillama señaló que este año incorporaron unas charlas para el profesorado de los institutos La Laboral, Geneto y Cabrera Pinto, impartidas por Julián Brito y con la finalidad de que conozcan la historia de la fuga de San Diego. La vicedirectora agradeció la colaboración de Brito, del grupo de teatro del Orfeón La Paz y de la Comisión de Fiestas de San Diego.

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