eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Cristo de La Laguna y su entorno, presente y futuro

Histórico besapié de las Hermanas Clarisas al Cristo de La Laguna Pedro Fumero

La milagrosa imagen del Cristo lagunero es una de las más veneradas y se encuentra en el Real Santuario, uno de los templos espirituales más importantes de Canarias. Posee un retablo de plata repujada del siglo XVIII y de estilo barroco. Su frontal es el más antiguo que se encuentra en las Islas y fue donado por Alonso de Nava y Grimón. Fue restaurado en el año 2018, con la financiación del área de Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, y la aportación de fondos propios de la Esclavitud.

La imagen del Cristo lagunero fue realizada en madera noble de Flandes por el escultor belga Louis Van Der Vule, según investigaciones realizadas en 1999 por el profesor Francisco Galante Gómez. Anteriormente, según otros historiadores, se creía que la procedencia de la imagen era sevillana, de la Escuela Gótica Andaluza. Llega a La Laguna en 1520 después de un periplo por diferentes ciudades europeas que recaló en Sanlúcar de Barrameda y probablemente fue donada por el duque de Medina Sidonia al Adelantado, que buscaba un crucificado para instalarlo en el convento de San Miguel de las Victorias.

Según recientes investigaciones, el Cristo de La Laguna llegó a la ciudad algo más tarde de lo que algunos historiadores afirman, es decir, entre 1562 y 1576, año este último en que recibe a la Virgen de Candelaria en su visita a La Laguna, según acuerdo del Cabildo de esa fecha. Aunque parece más razonable el año de 1520, por estar vivo en esa fecha el Adelantado y haber decidido cambiar, como panteón familiar, la ermita de San Miguel por el convento de San Francisco.

El Cristo de La Laguna tiene una esclavitud fundada el 6 de septiembre de 1659, heredera de la Cofradía del Santísimo Cristo de La Laguna, creada desde la llegada a ciudad de la sagrada imagen, y que estaba compuesta por hombres y mujeres.

Desde su constitución se establecieron como cultos públicos principales el acompañamiento a la santa imagen, el Viernes Santo de madrugada y la celebración de la fiesta principal el 14 de septiembre, en conmemoración de la exaltación de la santa cruz.

La Esclavitud ostenta desde su fundación el título de Venerable, al que se le suma el de Real con autorización para el uso del escudo de las armas reales, por Real Orden de su Majestad Alfonso XIII en fecha 29 de diciembre de 1906, y el de Pontificia concedido por el Papa Pío X el 15 de febrero de 1908.

La Junta de Gobierno de la Esclavitud del Cristo, reunida el 27 de marzo de 1906, presidida por el obispo Nicolás Rey Redondo, acordó, a petición del esclavo mayor Carlos Hamilton, inscribir al rey Alfonso XIII en la Esclavitud y entregarle la medalla de oro de la misma. Asimismo, se acordó imponer la medalla en plata de la Esclavitud a los infantes Teresa de Borbón y Baviera y Fernando de Baviera y Borbón. Sendas medallas fueron realizadas por el orfebre lagunero Rafael Fernández Trujillo. El 27 de marzo de 1906, el rey de España y los infantes visitaron el Santuario del Cristo, donde fueron recibidos por el obispo, esclavo mayor y miembros de la Esclavitud. La plaza estaba abarrotada de público, mientras la batería de montaña, colocada en San Roque, disparaba las salvas de ordenanza, al tiempo que sonaban los acordes de la marcha real interpretados por la banda de música. Con motivo de esta primera visita del rey, el Santuario pasa a denominarse Real Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna.

El origen de las fiestas del Cristo es anterior a la fundación de la Esclavitud. Según el historiador Núñez de la Peña, los franciscanos invitaban a un noble y persona de arraigo en la Isla para que las organizara. Aceptar este encargo se consideraba como un honor. Por ello se preocupaban para organizarlas mejor que su antecesor: preparaban comedias, fuegos, saraos, torneos, libreas, toros, sortijas... Como recuerdo, al finalizar la fiesta se le regalaba al Cristo un valioso objeto de plata. Esta costumbre se mantiene todavía en La Laguna por parte de las comisiones de fiestas de los distintos pueblos y barrios laguneros.

Desde hace algunos años hemos venido defendiendo que la plaza del Cristo, en su actual espacio, unida a los terrenos anexos que desde hace años estaban ocupados por el Grupo de Artillería del Ejército español, debería convertirse en el gran parque urbano de la ciudad. Esta gran zona verde sería uno de los lugares de ocio y recreo más grandes de Canarias, con senderos, jardines, fuentes e incluso con un pequeño lago que recuerde que el origen de nuestra ciudad fue una laguna. Este lago podría conectar con alguno de los canales actuales que se encuentran en la zona. El Santuario y sus dependencias constituirían el núcleo central de esa gran plaza, integrada en la maravillosa zona que forma el Camino de las Peras, el Camino Largo y los parques de La Vega y La Constitución. A este gran espacio verde se le integraría la recuperación de las montañas de San Roque y La Gallardina, dotándola de senderos, lugares de paseos y prácticas de deporte al aire libre.

La actual plaza del Cristo no puede continuar en las condiciones actuales por más tiempo. El hecho de agilizar el expediente para trasladar a su lugar de origen el mercado lagunero no debe implicar el retraso para iniciar estas obras, que no es solamente cuestión de dinero, sino un proyecto que requiere imaginación y amor por una ciudad que lo tiene todo. La elaboración de un plan director, retomar las negociaciones entre el Cabildo y el Ministerio de Defensa para que ceda de forma inmediata los 17.677 metros cuadrados donde estuvo el cuartel de artillería y dar comienzo a esta gran obra. Se deben aprovechar muchos de los espacios existentes de las antiguas dependencias militares, como lo es la casa de verano de los capitanes generales y las zonas verdes existentes, e integrándolas en ese gran proyecto.

Compartir el artículo

stats