La casona del casco histórico cuyo interior se desplomó el año pasado tendrá que ser sometida a nuevas obras para asegurar su estabilidad. Esto asegura el informe técnico de la dirección de los trabajos realizados por el Ayuntamiento en el número 34 de la calle San Agustín, que advierte de que «las medidas ejecutadas no son suficientes para garantizar la estabilidad frente al estado actual del inmueble». Así es que habrá una nueva fase de actuaciones, en la que se incluirá la elaboración de un estudio estructural y la adopción de nuevas medidas que permitan retirar por completo el actual vallado de la vía pública.

Esto se conoce después de que la Gerencia de Urbanismo concluyese las primeras acciones cautelares para asegurar el inmueble, que en 2021 sufrió el desplome parcial de dos de sus plantas. En junio, la Gerencia asumió de forma subsidiaria la ejecución de estas obras para garantizar la estabilidad de la casa, ya que no cuenta con propietario identificado.

Los trabajos en esta primera fase han incluido la retirada de la basura acumulada en los diferentes niveles. La actuación ha permitido reducir la superficie del vallado en la calle San Agustín, que hasta ahora ocupaba prácticamente todo el ancho de la vía. El alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, y el concejal de Ordenación del Territorio, Santiago Pérez, recuerdan que la intervención permitirá garantizar la seguridad y conservación de un inmueble de «gran valor patrimonial», que «sufre un deterioro considerable por el estado de abandono y se ubica en una de las calles más representativas de la ciudad». El Ayuntamiento se ha tenido que hacer cargo de los trabajos de forma subsidiaria «al no localizarse a los herederos de la propiedad».

Pérez explica que durante la intervención se ha priorizado la ejecución de los trabajos en esta primera crujía –crujía es un corredor largo de un inmueble, que da acceso a piezas situadas a ambos lados– por ser la zona donde se producen los colapsos y podría suponer mayor riesgo por la proximidad a la calle San Agustín. De acuerdo con el informe de los responsables de las obras, la primera planta ha sido apuntalada y se ha formado una plataforma de trabajo provisional para facilitar la inspección de la cubierta y ejecutar las tareas de desescombro. En la planta alta también se han puesto puntales y se ha retirado el falso techo de cañizo con el objetivo de comprobar la cubierta, que aparentemente se encuentra en buen estado.

El complejo proceso judicial por la titularidad de este inmueble está detrás de su pésimo estado de mantenimiento. A principios de este siglo, el propietario lo dejó en herencia a la congregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. En el testamento ológrafo –escrito y firmado a mano–, este vecino puso como condición que la casona se destinara a un centro geriátrico. El paso de la titularidad a las Hermanitas se retrasó durante años debido a que un hermano del donante denunció ante la Justicia una supuesta falsedad en la firma del testamento. Todos los recursos que presentó ante los juzgados de La Laguna y la Audiencia Provincial, sin embargo, fueron rechazados por los jueces, que dictaminaron que el testamento no había sido falsificado y era legal.

Pese a los fallos judiciales favorables, las Hermanitas de los Ancianos Desamparados no pudieron asumir la titularidad del inmueble pues su rehabilitación sobrepasaba sus opciones económicas. La propiedad volvía a la familia del vecino que la quería dejar en herencia a las religiosas. El Consistorio no ha localizado a los herederos.