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Día de la Música | Sigue a la banda

«Que no pare la música» en La Laguna

El casco histórico vive una jornada de conciertos que sobrevivió a la niebla mañanera | Al mediodía de hoy se retoma la agenda

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Día de la Música en La Laguna Carsten W. Lauritsen

La amenaza de un sábado lluvioso marcó las primeras horas de la agenda de la primera jornada del Día de la Música, pero en cuanto el cielo dio una tregua y los tonos grises perdieron intesidad, La Laguna disfrutó con un programa salpicado de actuaciones en vivo y mucha diversión.

Poco a poco, con la timidez y lentitud propia de una mañana de tonos grises, los músicos comienzan a afinar sus instrumentos: las notas suenan bajas y desordenadas. Una fina niebla cubre la parte superior de la montaña de San Roque y la lluvia ya es más que una amenaza. Nada serio. El típico chipi-chipi lagunero del mes de junio enfrió la puesta de largo de los actos organizados para festejar el Día de la Música, pero algo ocurrió en cuanto los miembros de Dixieland fueron todos a una. Los primeros acordes removieron algo en el interior de los espectadores que esperaban el inicio de la fiesta en la plaza del Adelantado. Entre ellos, el alcalde de Aguere, Luis Yeray Gutiérrez, quien se animó a dar unas palmas a golpe de swing. Otros, los más atrevidos, no dudaron en dar rienda suelta a sus pies al compás de un charlestón, un foxtrot o una pieza de jazz. Casi sin quererlo la comitiva, a las once y media de la mañana todavía poco numerosa, puso rumbo a la catedral. Los integrantes de la Paradise Swing Canarias [junto a la Fuerteventura Big Band y la Big Band Jazz del Atlántico] dieron un paso al frente y enseguida encontraron un puñado de cómplices.

Luis Yeray Gutiérrez (d), alcalde de La Laguna, y el edil Badel Albelo (i) aplauden una actuación de la mañana frente al consistorio de Aguere. | | CARSTEN W. LAURITSEN

Al igual que sucede en el cuento de El flautista de Hamelín, la música fue agrandando la comitiva cuando el pasacalles transitaba por el corazón de la calle de La Carrera. El día seguía arisco –igual de desapacible que las jornadas que conectan a La Laguna con la estética invernal de Mordor–, pero sobre las coordenadas de Los Rodeos se apreciaba un rayito de esperanza: a la una y media la mañana comenzó a brillar, justo cuando la música y el aperitivo se cruzaron en el perímetro de la Concepción. Aún había esperanza. Las posibilidades de vivir la segunda mitad de la jornada sabatina en clave de sol aún era posible. A la agenda le restaba descolgar los conciertos de Alberto Saura, Muita Maré, Jonas Aponte, Elena Saavedra y Elena La Cangreja.

«Que no pare la música»

Toda la actividad se concentró en la plataforma que se instaló en el entorno de la Catedral y la plaza del Adelantado, que fue la tarima por la que desfilaron Kumar Kislo, The Little Red Book y Tierras Raras. Las calles revivieron con interpretaciones de diferentes géneros hasta el atardecer. En medio de un escenario de total normalidad [para lo bueno y lo malo el rastro de la devastadora crisis sanitaria que se alargó durante un año y medio ya se ha perdido del todo] se cerró la primera jornada del Día de la Música en La Laguna. Los instantes previos al partido que disputó anoche el CD Tenerife en Girona mermaron la curiosidad callejera de muchos peatones, ya centrados en cerrar el picoteo con el que seguir el primer asalto de los blanquiazules a la LigaSantander. Hoy, a partir de las 12:00 horas, la actividad regresa a la plaza del Adelantado con el musical Clásicos Animados del Jazz, una propuesta diseñada para una audiencia más familiar.

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