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Una mirada al ayer de la fuga

El Cabrera Pinto organiza unos talleres para dar continuidad, pese a la pandemia, a las actividades en torno a la fuga

Arriba, un taller en el Cabrera Pinto; debajo, la ermita, cerrada ayer. María Pisaca

Los alumnos de primero de ESO del Cabrera Pinto participaron ayer en unos talleres para conocer la historia de la fuga de San Diego. Es la vía que el centro encontró para mantener la costumbre. Espera poder realizar la visita anual en diciembre y volver a la normalidad en 2022.

El IES Canarias Cabrera Pinto volvió a dar con una fórmula para mantener viva la fuga de San Diego pese a la pandemia. El pasado año apostaron desde el centro docente por una exposición, mientras que en esta edición organizaron la proyección de imágenes para los estudiantes de primero de ESO. El objetivo era el de enseñarles la tradición y evitar también que se produzca una ruptura en los actos programados en los últimos años para la preservación de esta costumbre.

La vicedirectora del céntrico instituto lagunero, Patricia Guillama, explicó este viernes que anualmente tratan de introducir a los alumnos de menor edad en esta tradición para que conozcan de dónde procede y como vía para intentar conservar su esencia. Es por eso que ayer dos buenos conocedores de la historia de San Diego y su fuga como Julián Brito, profesor jubilado del centro y muy conocido en el casco lagunero por su pertenencia al Orfeón –actualmente es su presidente–, y Ángel Pérez, padre de una alumna y vinculado a San Diego, les ofrecieron una mirada al ayer.

El salón de actos del Cabrera Pinto, ubicado en el ala antigua del recinto, acogió tres talleres. En el que tuvo lugar a media mañana se percibía el interés de los alumnos desde el primer instante. «¿Cuánto lleva usted explicando esto?», le preguntó uno de los estudiantes a Brito al poco de comenzar su exposición. El docente les relató la historia de Diego Jiménez de Cisneros y Hervás, el recordado catedrático con el que se inició la fuga debido a su costumbre de realizar un examen coincidiendo con su santo.

Guillama, que ha perseverado en los últimos años para mantener esta tradición, indicó que, si todo marcha según lo previsto, a mediados de diciembre acudirán hasta San Diego para cumplir con la visita anual y que el próximo año esperan poder conmemorar esta jornada con normalidad. La última edición que desarrollaron de forma convencional fue la de 2019, en la que también participó el IES San Benito. En aquella ocasión hicieron un esfuerzo especial y crearon unos gigantes-cabezudos para representar al recio profesor Diego Jiménez de Cisneros y Hervás, al director Adolfo Cabrera Pinto y a Juan de Ayala, fundador del convento de San Diego y personaje de la escultura a la que cada año los estudiantes le cuentan los botones.

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