Mascarillas usadas, bolsas plásticas, recipientes de conservas abiertos, cajetillas de cigarros y, sobre todo, latas de cervezas vacías. El entorno del centro de acogida de Las Raíces se ha convertido en las últimas fechas en una especie de vertedero. La situación es especialmente llamativa en el bosquecillo ubicado enfrente del acuartelamiento en el que se alojan los inmigrantes. El ejemplo más claro es el de un punto donde las latas vacías acumuladas superan el centenar.
Los problemas de suciedad se conocieron en los últimos días a través de las redes sociales. Este periódico visitó ayer el lugar y pudo comprobar la situación, si bien vecinos de la zona indicaron que, una vez lo ocurrido fue difundido, se procedió a una limpieza que redujo el problema. «Esto es un disparate y, encima, si uno dice algo, es un racista...; estamos hartos», manifestó un residente que caminaba a última hora de la mañana de este miércoles por el lugar. Los intentos de que algún otro vecino expresase algo al respecto terminaron más o menos en el mismo sitio: petición de anonimato y reconocimiento de que el sentimiento general entre la gente del lugar es de cansancio.
No es necesario llegar hasta el campamento para detectar la suciedad. En el cruce delante de la gasolinera Pcan y Alteza ya se veían este miércoles las primeras acumulaciones de basura. En la vía que conduce directamente hasta la entrada del acuartelamiento también se localizan algunos desperdicios, en especial en el enclave más próximo a la instalación, mientras que el problema se multiplicaba en el interior de un pequeño bosque que se encuentra en el lugar. Se trata de un espacio con algunas veredas interiores y en el que los focos de basura se van repitiendo.
Durante el recorrido de este diario por los alrededores del campamento, el concejal de Servicios Municipales, Josimar Hernández, llegó al lugar acompañado de miembros de su equipo. El edil socialista se detuvo en que el camino Vereda del Aire, de competencia municipal, está limpio, mientras que la zona de árboles junto al cuartel y los márgenes de la carretera de La Esperanza (TF-24) corresponden al Cabildo de Tenerife. «Aquí hay un servicio que se hace a diario», aseguró acerca de la parte de la que se ocupa el Consistorio. «Si hoy no tenemos servicio es porque es el festivo de San Martín de Porres [patrón de la limpieza pública] y mañana los operarios volverán a incidir en la zona», añadió el concejal.
Labor de concienciación
Hernández apuntó que hay que hacer «un trabajo conjunto de sensibilización y concienciación», y prosiguió: «Hay que respetar los entornos y tirar las basuras en los depósitos adecuados». Además, expresó que el problema de la limpieza «no es de fácil solución, sino que tiene sus pasos previos».
Como se recordará, coincidiendo con la apertura de los centros de acogida y los primeros problemas que surgieron, hubo encuentros con representantes de los vecinos. Ahora, desde la zona lamentan que no han tenido continuidad. Preguntado el edil sobre si se mantiene vivo ese contacto con los residentes para abordar los contratiempos que han ido experimentado, Hernández afirmó que sí: «Con los vecinos hay contacto directo desde un principio y ellos nos trasladan todas las incidencias que suceden».
