eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La base familiar, clave frente al descontrol

La psicóloga Tamara Cabrera sostiene que «el papel de los padres es fundamental»

Las particularidades de la adolescencia, por un lado, y las restricciones de la pandemia, por otro, son factores que han influido en la situación, señala la experta Tamara Cabrera.

La labor que se realiza en el ámbito familiar antes de los 13 años se vuelve clave para evitar comportamientos como los que se han convertido en foco de atención en las últimas semanas en la plaza Víctor Zurita Soler, más conocida como el Cuadrilátero, en La Laguna. «El papel de los padres es fundamental. Todo lo que se trabaje antes de los 13 o 14 años es la base que va a tener el niño y, si por el motivo que sea no se ha prestado atención a estos temas, es muy importante, y sobre todo con edades de 13, 14, 15 y 16 años, hablar con ellos y explicarles la responsabilidad que ya el niño pasa a tener en ese punto», explica la psicóloga especializada en infancia, adolescencia y familia Tamara Cabrera Piguet.

Cabrera contextualiza que la adolescencia es una época en la que los jóvenes «empiezan a correr riesgos» y en la que se pueden llegar a creer «inmunes». «Es un momento de rotura del seno familiar para pasar a la vida adulta», apunta acerca de uno de los factores que han influido para que se produzcan las situaciones que se han dado. El otro es la pandemia y las limitaciones que se han derivado de ella: «Llevamos un año y medio con un montón de restricciones; aquellos jóvenes que tienen 15, 16 o 17 años empiezan ahora a salir, y el grupo de 17, 18 y 19 años, durante un año y medio, no pudo tener el desarrollo de salir y de estar junto al grupo de iguales».

«Está la adolescencia más dos generaciones viviendo la salida, el ocio, el grupo de iguales y la diversión», sintetiza la psicóloga, antes de abordar el consumo de sustancias. «No tengo datos de que todos los que han estado inmersos sobre todo en el tema de la agresión hubiesen consumido», señala, para añadir a continuación que entiende, a juzgar por las imágenes que han circulado por las redes sociales y las aplicaciones de mensajería móvil, que pudo existir el consumo de «algún tipo de sustancia».

Uno de los aspectos en los que se detiene Tamara Cabrera es en que, a partir de los 14 años, «el niño tiene ya una responsabilidad penal». Y añade: «Conlleva su responsabilidad, el respeto hacia la otra persona y, sobre todo, creo que es importante también marcar límites». Ella es partidaria de que «para cada edad hay un momento». Y prosigue: «Si yo a un joven de 13, 14 o 15 años le doy la misma libertad que a alguien de 17, 18 o 19 estaría adelantando el proceso; entonces, considero muy importante hablar, comunicar y que cada cosa tenga su edad».

«Hablar claro»

«Cuando ya hay una acción, como es en este caso, lo que hay es que hablar claro y que la población tome conciencia», indica la experta, que cree que una solución rápida no es fácil. «Para mí, la acción inmediata es concienciar a la población», remarca. En concreto, uno de los mensajes importantes es que el joven entienda que cuando ya se tienen 14, 15 o 16 años, aunque no sea mayor de edad, hay una serie de responsabilidades y los actos llevan aparejadas unas consecuencias. «Si mis actos no van acorde a la norma cívica, por decirlo de alguna manera, con el respeto hacia otro, el no tener conductas violentas y el no dañar, voy a tener unas consecuencias», expone sobre uno de los mensajes que deben interiorizar las nuevas generaciones. «Creo que hay que hablarles claro a estos jóvenes y que tomen conciencia de lo que supone una pelea, lo que puede suponer un mal golpe, el daño que tú le puedes estar provocando a otra persona, y la consecuencia que puede tener para ti, para tu familia, para el otro joven y para su familia», manifiesta convencida de la importancia de concienciar a la población.

Compartir el artículo

stats