La vivienda que ardió el pasado domingo en la carretera general del Norte a su paso por el barrio de San Lázaro, próxima a la rotonda de acceso al Aeropuerto de Tenerife Norte, suma años de problemas y se ha convertido en los últimos tiempos en foco de inseguridad. Se trata de una casa ocupada en la que su morador había acumulado en su exterior numerosos objetos extraños. Era aquella la parte más visible de una situación más compleja: enfrentamientos con los vecinos, colocación de viejas prendas de ropa sobre las señales viales de las inmediaciones y reparto de elementos inservibles –como los que había ido amontonando– en la vía pública o en propiedades cercanas.
El concejal de Bienestar Social y Calidad de Vida del Ayuntamiento de La Laguna, Rubens Ascanio (Unidas), afirma que se ha actuado, pero admite las dificultades. El también primer teniente de alcalde señala que tanto Cáritas como Cruz Roja han estado por la zona. «Es un caso que tiene que ver con la salud mental. Cuando se ha acudido al domicilio para proponer un trabajo social con el ocupante de la vivienda, nos ha manifestado que él no tiene ningún tipo de problema social; que hay mucha gente peor y que él está bien», relató el edil lagunero.
Ascanio explicó que, tras el incendio del pasado domingo, desde el Consistorio trataron de ponerse en contacto con el hombre que reside en el inmueble, aunque, al menos inicialmente, fue imposible localizarlo. El objetivo era ofrecerle una «alternativa habitacional». El concejal expresó: «Es una situación, evidentemente, preocupante porque, una vez más, nos encontramos con un caso donde hay una complejidad que tiene que ver con lo social y la salud mental. Es una persona que, incluso, manifiesta que él tiene recursos y que no necesita ser atendido por el ámbito social».
Y vuelta a empezar
Tras el incendio, apenas bastó un día para que la situación volviese a ser la misma. A la mañana siguiente, el morador había tapiado con maderas y otros materiales el acceso a la casa y comenzaba de nuevo la acumulación de objetos en el exterior. No obstante, y según sostienen desde la zona –aunque los consultados prefieren permanecer en el anonimato por miedo a represalias–, el verdadero problema trasciende la acumulación de basura. «Eso es anecdótico», apunta una de las fuentes, y resalta los enfrentamientos y la intranquilidad que genera el referido vecino.
Concretamente, los problemas allí comenzaron hace años, cuando la vivienda quedó abandonada y fue okupada. En aquel entonces se produjo un primer incendio. La edificación se encontraba ya en muy mal estado y, a partir de entonces, accedió su actual morador. Durante largo tiempo fue acumulando objetos extraños que llegaban a invadir incluso la acera, tal y como publicó este periódico el pasado 4 de agosto. Había allí, como si se tratase de una exposición, elementos tan inconexos como unas aletas, una camiseta incrustada en unas varillas, un tendedero, un perro de plástico con una capucha...
Desde el Ayuntamiento son conocedores de la problemática que se vive en la zona, que se une a otro caso que se da en Las Gavias y a otras okupaciones. Rubens Ascanio manifiesta sobre Las Gavias –donde que una mujer vive en las ruinas de una casa y rompe coches aparcados– que existe un proceso abierto en Urbanismo «para el cerramiento por vía de la ejecución subsidiaria de esa parcela». Y prosigue: «Es otro caso en el que una persona no admite ese acompañamiento a nivel social. Esperamos a una nueva resolución judicial, porque ya lo logramos hace más de un año, y queremos que esta vez sí se consiga una intervención más efectiva a largo plazo con ella».
El portavoz de la coalición Unidas se Puede también menciona los problemas con los que se encuentra para actuar en casos de esta naturaleza. «El trabajo pendiente ahora mismo, y que estamos articulando con entidades que tienen que ver con el ámbito de la salud mental, con el Cabildo y con el Gobierno de Canarias, es mejorar las herramientas que tenemos desde los municipios para poder intervenir», afirma el edil sobre esta situación.
