Las Fiestas del Cristo ya están plenamente en marcha. El pasado viernes se celebró el anuncio a caballo, mientras que ayer el Teatro Leal albergó el pregón convencional. José Gómez Soliño, presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT) y exrector de la Universidad de La Laguna (ULL), fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a los festejos. El profesor armó una intervención en la que tuvieron espacio la tradición, la covid y reflexiones de hombre de la academia, y en la que ensalzó a La Laguna, a la que se refirió como «ciudad del trabajo, del estudio y de la ciencia».

El alcalde accidental, Rubens Ascanio (Unidas), lo presentó como «asturiano de nacimiento y lagunero de adopción y de vocación», e indicó que Gómez Soliño «representa como nadie lo mejor de la idiosincrasia lagunera, su generosidad y su cercanía». También lo elogió como «un pregonero ciertamente excepcional».

José Gómez Soliño tuvo palabras para la pandemia desde el comienzo de su discurso. «Este año, como también el anterior, nuestras fiestas mayores están afectadas por un acontecimiento luctuoso que no vamos a olvidar mientras vivamos», expresó. «Como en otras ocasiones en el pasado, una pandemia inesperada se ha abatido sobre nosotros aportando inseguridad, incertidumbre e inclemencia a nuestras vidas. Todos hemos sido golpeados, pero no todos con la misma intensidad. Nuestros mayores y los sectores menos pudientes de la población han sido quienes más han sufrido las nefastas consecuencias de todo tipo derivadas del azote pandémico», lamentó. Pero no se quedó ahí. También miró hacia adelante: «El ciclo festivo que ahora comienza nos ofrece una buena oportunidad para renovar nuestra determinación para vencer al virus».

El profesor universitario mostró su percepción del septiembre lagunero. «Junto con la actividad de los habitantes naturales del municipio reincorporados de sus vacaciones, las calles se irán llenando de estudiantes en estos próximos días, jóvenes que tienen que saldar cuentas pendientes del curso anterior, o que preparan su incorporación al nuevo curso, especialmente aquellos universitarios europeos que vienen a realizar estudios en la Universidad de La Laguna como becarios Erasmus», apuntó. «Les confieso que a mí nunca deja de sorprenderme el bullicio juvenil multilingüe que impregna a nuestra ciudad en septiembre».

«La Laguna es el lugar donde se han fraguado o se fraguan los sueños de innumerables personas hoy esparcidas por el mundo», dijo en otro punto de su pregón. «La medida en que esos sueños se han hecho realidad difiere en cada caso. Los seres humanos no siempre estamos a la altura de nuestras expectativas. Ni individual ni colectivamente alcanzamos siempre en plenitud lo que nos proponemos. Pero la tarea merece la pena, el esfuerzo empleado nos ennoblece... y la esperanza nos mantiene», añadió en una reflexión que parecía encerrar un guiño al célebre Pedro García Cabrera.

Gómez Soliño se detuvo también en el vínculo entre el Ejército y el Crucificado Moreno. «Hace un siglo, exactamente el 14 de septiembre de 1921, salía de nuestra ciudad rumbo a la guerra de Melilla la Batería de Artillería de Montaña de La Laguna», señaló sobre unos militares que se encomendaron al Cristo lagunero, «prometiendo honrar sus procesiones si volvían sanos y salvos», tal y como sucedió finalmente.

Tradiciones como aquella promesa son, en opinión del pregonero, «las que confieren un carácter singular a nuestra ciudad». Y prosiguió: «Pero sobre todo una ciudad se construye a base del esfuerzo y el tesón de sus habitantes, que, individualmente o asociados en entidades cívicas, contribuyen a su progreso al tiempo que fortalecen el sentimiento comunitario de la misma. Es la participación ciudadana la que da sentido a la existencia de una ciudad», afirmó, antes de entrar en el tramo final de un pregón en el que llamó a disfrutar de los festejos y pidió protección al Cristo, «como hace un siglo protegió a aquellos humildes soldados canarios».