La ermita de San Roque abre hasta el próximo domingo sus puertas para que los feligreses puedan visitar al santo. Ayer, pese al intenso calor y a unos festejos diezmados por la pandemia, el barrio registraba un goteo de visitantes dispuestos a cumplir con promesas o con la tradición.

El barrio de San Roque, en La Laguna, se convirtió ayer en lugar de visitas pese a que sus fiestas patronales han quedado prácticamente suspendidas por segundo año consecutivo debido a la pandemia. Sin embargo, la tradición fue protagonista otro 16 de agosto y, a media mañana, había un goteo de visitantes a este enclave lagunero situado en la montaña del mismo nombre, una zona que mantiene su esencia de barrio de autoconstrucción y en el que se puede disfrutar de uno de los mejores miradores de la Ciudad de los Adelantados.

Como la mayoría de festejos populares, los de San Roque han quedado limitados a lo religioso. En el caso de este lunes, el pequeño templo abrió sus puertas a las 8:00 horas y estaba previsto que el santo pudiese ser visitado hasta las 13:00 y entre las 15:00 y las 20:00 horas, cuando estaba programada la denominada Misa de Peregrinos. El próximo domingo se repetirá un guion parecido, con la apertura de la iglesia desde las 9:00 hasta las 20:00 horas. Mientras que la Misa de Peregrino tendrá lugar a las 10:00, hay prevista a las 20:00 una oración pidiendo el final de la pandemia, según recoge el programa de actos, en el que también se señala que toda la semana el templo estará abierto de 17:00 a 20:00.

Según el Gestor de Patrimonio Cultural de la Fundación Centro internacional para la Conservación del Patrimonio (Cicop), la ermita se fundó en el siglo XVI y se levantó sobre el lugar en el que se produjo la batalla entre los guanches y los conquistadores, y hasta en dos ocasiones se ha caído por fenómenos meteorológicos.