El faro de Bajamar, que siempre fue pequeño, resulta ahora diminuto al lado de la grúa que lo acompañará durante los próximos meses. Es una mole blanca y de varias decenas de metros de altura que ayer comenzó un proceso ansiado durante años en este núcleo de la costa de La Laguna: la colocación de los bloques de hormigón –serán hasta 500 en total– que conformarán el nuevo dique. El anterior espigón había sucumbido al embate de las olas de varios temporales de mar y, en especial, de uno que lo dañó seriamente en diciembre de 2012. Aquello inició un laberinto financiero y administrativo que en estos meses ha ido viendo la luz: la adjudicación de las obras en mayo de este año, el comienzo de los trabajos después y, por último, los primeros pasos para la creación de la futura escollera. «La mayor parte de las actuaciones estará terminada a final de año», anunció el presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, en un acto en el que estuvo acompañado por el alcalde lagunero, el también socialista Luis Yeray Gutiérrez.

La llegada de los representantes políticos a las 9:30 horas coincidió con la entrada del primer camión que cargaba una de las estructuras del futuro rompeolas. La operación sorprendió a los bañistas más madrugadores en un Bajamar que todavía parecía desperezarse de una noche de agosto. Mientras el prisma bajaba lentamente por el paseo Werner Rautenberg, las autoridades pusieron rumbo al faro, epicentro de los trabajos. Se sumó a la comitiva el consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, Francisco Javier Parrilla. Ataviados todos como estaban con las preceptivas mascarillas y casco, Gutiérrez lo saludo con un «¡Hombre, no te conocía!».

El camión recorrió una superficie de arena preparada para la ocasión, paró y entregó el protagonismo a la grúa. Una especie de pinzas enormes entraron en acción. Apretaron sobre el bloque, lo levantaron hasta quedar suspendido en el aire y, tras un par de maniobras, este fue depositado en su lugar. Y después otro, y otro... El carrusel de camiones y el baile de la grúa ya estaban en marcha. Sin solución de continuidad. Hasta 250 prismas hay ya fabricados en un terraplén en la carretera general, junto a la rotonda que da acceso a varias urbanizaciones de Bajamar. Desde allí son transportados hasta el faro, previo corte provisional de la principal avenida del pueblo, la del Gran Poder.

«El entendimiento entre las administraciones hace posible que estas obras de gran envergadura se puedan llevar a cabo en un entorno que llevaba muchísimo tiempo abandonado», celebró el regidor lagunero ya con los primeros bloques en el agua. Apenas unos segundos bastaron para que las olas empezaran a impactar sobre las estructuras, cada una provista de su propia numeración: «33. 27/7/21», se podía leer en una de las primeras.

Cumpliendo con el calendario

Martín informó de que los trabajos están transcurriendo según el calendario programado. «Se están instalando los primeros bloques de hormigón, de los que en estos momentos hay acopiados un total de 250, para una obra muy necesaria, esperada durante mucho tiempo, que vemos que hoy por fin ya es una realidad», manifestó el máximo responsable de la institución insular. «Estos meses de agosto y septiembre nos vendrán muy bien porque la mar nos permite trabajar. Por eso es necesario, a pesar de que pudiera ser una molestia para los bañistas, aprovechar este mes para empezar con los trabajos y poder garantizar que de aquí a final de año tengamos la obra prácticamente encarrilada», expresó.

También en declaraciones a los medios, Luis Yeray Gutiérrez se refirió a la demora hasta llegar a este punto. «Tras diez años de espera, llevamos mucho tiempo en contacto con los vecinos de la zona para conseguir recuperar este entorno, un lugar emblemático, de las joyas que tiene el municipio, que llevaba muchísimo tiempo abandonado», apuntó. «Hoy es un día de inmensa felicidad, una jornada para señalar en rojo en el calendario y, por supuesto, para no olvidar», expuso sobre el arranque de una actuación clave para esta zona del litoral.

«Hemos mantenido reuniones con los vecinos, que no solamente lo han entendido, sino que hemos puesto en práctica lo que nos han exigido: que se mantengan los aparcamientos; que no haya cortes en las carreteras en momentos determinados, especialmente durante los fines de semana, cuando hay más aglomeración de usuarios, y que se deje el entorno en las mejores condiciones una vez que se termine la obra. Y eso es también debido a que ellos están muy implicados”, enumeró el alcalde de La Laguna.

Llegar hasta el hito de este martes no ha sido sencillo. A ese respecto, Pedro Martín recordó que la licitación de estas actuaciones se tuvo que declarar de urgencia para poder iniciar cuanto antes los trabajos, que se adjudicaron a la empresa Satocan por importe de 2.013.798 euros. Previamente, el proceso de adjudicación había quedado desierto y había sufrido numerosas vicisitudes. Ya en marzo de este año, el por entonces consejero de Planificación del Territorio, Patrimonio Histórico y Turismo del Cabildo de Tenerife, José Gregorio Martín Plata, avanzó que la obra saldría a licitación en abril y que el trámite se realizaría por la vía de urgencia, como finalmente ocurrió.

Playa cerrada, piscinas abiertas

Las obras que ahora se están llevando a cabo implican el cierre de la playa. Según han insistido desde el Ayuntamiento de La Laguna, es este un mal necesario porque hay que buscar el período de mayor calma del mar. Sin embargo, las piscinas permanecerán operativas. El pronóstico verbalizado ayer por el presidente tinerfeño parece mejorar el que había hecho público el Consistorio, que se refirió recientemente a un plazo estimado de ejecución de ocho meses, dividido en siete fases. «La finalidad es mejorar el funcionamiento del dique, evitando la disipación de la energía de la ola de forma tan brusca como se viene produciendo, con la colocación de una defensa como escollera», habían indicado desde el Ayuntamiento coincidiendo con el arranque de los trabajos previos.

«La actuación conlleva la demolición y retirada de la estructura dañada, y se contempla la limpieza de piedras y elementos de superestructura en la playa. También se restituirá el graderío, se repararán pavimentos y albardillas deterioradas y se repondrá la escultura», puntualizaron por aquellas fechas desde la institución local, que junto al Cabildo había organizado un encuentro telemático con vecinos para que conociesen el cronograma de los trabajos que ahora se desarrollan. 

Cronología

2012

Un temporal de mar durante el mes de diciembre afectó de forma importante a un dique que ya estaba tocado. La persistencia del oleaje lo destrozó.

 2017

Tras años sin avances significativos, se conoció en marzo de 2017 que el proyecto para arreglar el rompeolas estaba redactado. Fue entregado a finales de diciembre de 2016 y su presupuesto era de algo más de 1,5 millones de euros, con un plazo de ejecución de ocho meses.

 2019

El por entonces director insular de Movilidad y Fomento del Cabildo en funciones, Miguel Becerra (CC), indicó el 29 de mayo que el proceso de adjudicación había quedado desierto después de que se le requiriera una aclaración a la única empresa que se presentó al concurso.

 2021

Los trámites toman velocidad. El Cabildo anunció en marzo que la obra de la escollera saldría a licitación en abril por la vía de urgencia, como acabó ocurriendo. El Consejo de Gobierno Insular aprobó en mayo la adjudicación de la construcción a la empresa Satocan por 2.013.798 euros. A partir de ahí empezó la fabricación de los prismas, mientras que el 2 de agosto fueron iniciadas las actuaciones en el entorno de la playa. Ayer, con el comienzo del traslado e instalación de los bloques de hormigón, llegó el momento esperado durante años en la zona.